Chucho Sibilla era un hombre inquebrantable y el mejor padre: Chuy Sibilla

“Telereportaje nació 9 meses después que yo, y por lo mismo, en todos los recuerdos de mi vida, está el periódico del aire, yo siempre quise ser comunicador, aunque no lo sabía, escuchar y ver a mi papá ejercer la comunicación radial, me motiva para querer hacer lo mismo, él era mi ejemplo a seguir, mi papá como maestro, era muy duro, parecía de fierro, inquebrantable en sus decisiones y en su método de explicar, no daba explicaciones, solo exigía y no daba tregua”, indicó.

Recordó que la primera vez que entró al aire en Telereportaje, fue vía telefónica, puesto que camino al rancho, por el puente la Pigua, había ocurrido un accidente. 

“En el camino vi un accidente por el puente La Pigua, y donde encontré el primer teléfono, marqué a la estación para dar los datos, sin embargo, mi papá ordenó que me sacarán al aire, no nada más que sacarán los datos, y me anunció una de última hora con la mascota de Telereportaje, Chuy Sibilla, y me fue sacando los datos del evento, dos o tres veces más, que tuve información, salí al aire como la mascota de Telereportaje, no me gustaba que me dijeran así, porque mis amigos se burlaban de mi, pero a la gente le gustaba”, narró.

Refirió que cuando entró a la secundaria, don Chucho Sibilla le preguntó si quería practicar la locución en cabina, propuesta que aceptó con mucha emoción.

“Todos los días esperaba con impaciencia terminar clases, para salir corriendo a la VT, que se encontraba en Sáenz y Zaragoza, para iniciar mi carrera en la radio, que duro apenas unos 20 días, ya que papá tuvo un problema sindical y me sacó del aire, y me dijo que me olvidara de la radio para siempre, por eso estudié veterinaria”, dijo.

También mencionó que el fundador del Periódico del Aire, trabajó de manera incansable y de manera ininterrumpida durante 10 años en Telereportaje y los demás programas que tenía.  

“Mi papá trabajó durante 10 años, desde que inició Telereportaje, 10 años consecutivos, sin descansar un solo día, no había domingos, no había sábados, no había Primero de enero, no había 25 de diciembre, todos los días trabajó durante 10 años, y no solamente en Telereportaje, sino en otros 14 programas que llegó a tener, hasta que un día se enfermó de la garganta, no le salía la voz y entonces rompió su récord de 10 años trabajando sin descansar”, señaló.

Agregó que aunque era su hijo, el Licenciado Sibilla Zurita lo trataba duramente, pero entendió que era con el fin de hacerlo un digno heredero de Telereportaje.

“Cuando me equivocaba o no hacía lo que me indicaba, me llevaba unas regañizas inolvidables, yo me enojaba mucho con papá y me sentía maltratado. Hoy le agradezco ser tan detallista en las correcciones porque logré aprenderlo algo. Me retaba, me trataba duramente, parecía impenetrable, intratable, y él lo que quería era formar un hijo fuerte, recio, capaz de enfrentar cualquier reto, digno de la herencia del noticiero”, manifestó.

Enfatizó que don Chucho Sibilla era un hombre muy delicado en la preparación de cada uno de sus programas, y muy delicado en el tratamiento que daba a los temas que abordaba.

Como padre, dijo, don Chucho Sibilla no era tan cariñoso, pero después de su muerte, se enteró que siempre hablaba con mucho orgullo de él. 

“Conmigo no fue muy cariñoso, porque mi abuelo no fue muy cariñoso con él, pero me mostraba su afecto de manera diferente, como él decía, a su manera, me hubiera gustado que fuera más afectuoso conmigo, sin embargo, fue el mejor padre que pudo ser. Al final de su vida, me dijo que yo era muy noble, cuando murió, supe que a sus amigos les hablaba con mucho orgullo de mi”, declaró.

En este sentido, recordó uno de los tantos anécdotas que tuvo con su padre, como era de ganarse el dinero y para ello, tenía que hacer algunas tareas.

“Papá nunca me dio domingo, recuerdo que un día que necesitaba dinero, me dijo: si quieres tener dinero para salir al cine con tus amigos, tienes que ganártelo, y primero fue barrer patios y lavar carros, limpiar ventanas, además de leer por lo menos 20 minutos diarios y decirle después de la lectura, de que se trató este, que había leído ese día, después de eso me daba mi paga, que apenas alcanzaba para la entrada al cine, la palomitas y un refresco, a veces no quedaba para el taxi, entonces tomaba el camión que me dejaba en el Parque Tabasco, hoy Tomás Garrido”, recordó.

Comentó que siempre le pagó muy poco en cada uno de los empleos que tuvo con su padre, porque decía que quien sabe administrar lo poco, sabe administrar lo mucho.

“Chucho Sibilla fue un hombre que logró hacer un capital con el sacrificio del ahorro, primero cubría las necesidades de la familia, luego separaba una cantidad para el ahorro, que apenas se presentaba la oportunidad, la invertía en algo productivo, y luego, si quedaban centavos, era para alguna diversión, y mucho más adelante, para algunos viajes, que realizó primero con mi mamá y luego con mis hermanos, yo me quedaba a trabajar, y eso es lo que me correspondía, Sergio también se quedó conmigo en varias ocasiones”, indicó.

Destacó que don Chucho Sibilla, era un hombre que conseguía lo que se proponía, aunque hubo con lo que no pudo, a pesar de intentarlo varias veces: el cigarro.

Apuntó que en todos los ámbitos, el originario de Jalapa, era un hombre intolerante a las injusticias.

“Cuando el licenciado Sibilla Zurita quería ser simpático, era una miel, conquistaba a quien quisiera, era muy bueno para la esgrima política y para el debate en la sobremesa, tenía una basta cultura, ya que era un lector voraz, pero cuando se enojaba o algo no le gustaba, era un fiera, sus palabras eran dardos envenenados y con argumentos, desarmaba a cualquiera, pero además, tenía una gran fuerza para decir las cosas, convencía y era intolerante con las injusticias”, mencionó.