Representan en Macuspana el Viacrucis con los males de la humanidad que crucifican a Jesús en 2021

En el primer acto del inicio de la meditación de los pasos de Jesús en su camino al calvario hasta su muerte, el hijo de Dios es sentenciado por la intriga, el chisme y la envidia de la gente.

“No hay sentencia más injusta y cruel que la que da un pueblo contaminado con la envidia, así fue la sentencia de Jesús, no muy diferente a los juicios que hoy en día hacemos a nuestro prójimo difamando, calumniando, movidos por la envidia, el celo, el coraje, manchando sin ningún tipo de remordimiento la reputación de los demás, levantando calumnias y crucificando nuestras malas acciones, Jesús hoy día sigue siendo condenado a muerte y no es por las instituciones que persigan a la iglesia, sino por nosotros mismos, los católicos que con nuestros actos de cobardía vendemos nuestra dignidad, manchamos la honra de los demás”, expresó. 

Posteriormente, Jesús se echa al hombro una pesada cruz, que es representada por aquellos niños desamparados, que nacen y crecen en la pobreza, en medio del hambre, carencias y enfermedades, que más tarde los hace delinquir.

En la tercera estación, Jesús cae por primera vez, es derribado por la indiferencia de los jóvenes hacia el dolor ajeno, quienes prefieren el libertinaje, la vida fácil, los vicios, las drogas, el alcohol.

Para la cuarta parada, Jesús encuentra a su madre María, quien semeja el dolor de las madres que han quedado desamparo de sus hijos, mujeres que han sido despreciadas por el ser que trajeron al mundo.

En la quinta estación, Jesús se encuentra a Simón de Cirene, quien es obligado a ayudarlo a cargar la cruz.

“Obligado es una palabra que hiere al señor, el Cirineo no quería ayudar, solo fue obligado, como hoy en miles de hombres que son obligados a realizar su trabajo, padres de familia que ven a sus hijos y a su esposa como carga, obstáculos para sus diversiones, hombres que no quieren comprometer su fe obligados a ir a misa, obligados a participar en las cosas sagradas…”, ejemplificó.

En la sexta estación, los parroquianos hicieron un homenaje al personal médico, que sin importar el peligro de perder la vida, han dado la batalla al Covid-19 y desde hace un año, atienden a los enfermos contagiados.

“Hoy Verónica tiene una loable profesión, muchas veces poco valorada, hoy Verónica consuela y alivia el dolor del prójimo, hoy Verónica se encuentra en miles de médicos, enfermeras, químicos, camilleros, personal de salud, que durante el 2020 y 2021 enjugan el rostro de Jesús en miles de enfermos por el covid-19 arriesgando su propia vida, el mundo los califica de héroes anónimos, héroes sin capa, pero el señor los tiene con una dignidad mayor, que es la de ser Verónica en el mundo del dolor y la enfermedad”, destacó.

En la séptima estación, Jesús cae por segunda ocasión, ahora, los bajos salarios de los obreros, el desempleo y los comercios cerrados por la crisis económica, le han robado las fuerzas.

En la octava parada, Jesús consuela a las mujeres que lloran por su viacrucis.

“Hoy 2021 años después vuelve el Señor a encontrarse con mujeres muy distintas a las que consoló, mujeres atrapadas en el colectivo irracional, exigiendo derechos a base de insultos, destruyendo todo a su paso, luchando por un feminismo y una dignificación de la mujer cuando ni siquiera ellas se dignifican, mujeres violentas, acompañadas de actos de vandalismo, mujeres que se introducen a los templos profanando la eucaristía, burlándose de la virgen María, hoy Jesús sigue contrayéndose con las mujeres”, apuntó. 

Además, dejó en claro que “aunque en la lucha se exija el aborto como derecho, desde el momento de la concepción toda mujer es madre, y todo feto abortado es su hijo”.

En la décima estación, se realizó una crítica a los feligreses y a quienes han perseverado en la iglesia, que nunca tienen tiempo para visitar a los enfermos, dar palabras de aliento a las personas que enfrentan problemas o bien, a sus amigos que saben andan por el camino incorrecto.

Finalmente, los parroquianos señalaron que en el año 2021, cada vez que un “católico” desiste de ir a misa por temor a contagiarse de Covid-19 o por pereza, está sepultando a Jesús.