El Rastro Opinión
“El maestro deja una huella para la eternidad; nunca puede decir cuando se detiene su influencia”
-Henry Adams
Muchas veces escuchamos comentarios en el trabajo o en alguna reunión social sobre la capacidad de los maestros de hoy, y compararlos con los de antes es uno de los temas que atrae la atención de muchos adultos.
Algunos académicos y muchos padres de familia mencionan que ahora es mucho más difícil ser maestro que antes, y los maestros de ahora, aunque estén muy preparados, tienen más dificultades para poder educar; esto se debe a que actualmente la escuela no es el único lugar para aprender. Y es que nos explica el profesor Ariel Ruiz Domínguez que si quisiéramos realizar una medición real sobre la capacidad y rendimiento de los maestros de antes y los de ahora no se podría, porque antes ni habían evaluaciones y tampoco ahora se mide con certeza el rendimiento del maestro frente a los alumnos con una evaluación.
Por lo tanto no puede hablarse entre nosotros los adultos si los maestros son mejores o peores que antes, y comparar a los docentes de hace 50 años que iniciaban la docencia a los 17 o 18 años con los de hoy que tienen una formación de nivel superior; es tan difícil como si quisiéramos comparar a los alumnos de antes que a lo mucho tenían como referencia solo la televisión, en tanto ahora los jóvenes “millenials” están multiconectados por todas las redes.
Reflexionando en el maestro de hace 40 o 50 años es un modelo de una sociedad y un ciudadano que ya no existe y por lo tanto las prácticas tradicionales de enseñanza se volvieron caducas e insuficientes.
¿El eslabón perdido podría estar en la pérdida del respeto y la disciplina?
Nos señalan algunos amigos que son padres de familia y amigos maestros que la falta de orden y disciplina son uno de los principales y más importantes problemas que tienen las escuelas de Tabasco y de México hoy en día, ya que esto afecta la autoridad de los maestros dentro del salón de clases.
¿Quién no recuerda a los maestros de su época? Tenían ante los alumnos y los padres un lugar de autoridad indiscutible, su palabra era santa y también lo eran las enseñanzas que transmitía.
Dentro del salón de clases había orden, nadie hablaba sin permiso y mucho menos se levantaba de su lugar. Hoy se tiene una relación maestro-alumno más cercana, esto a veces es positivo y otras veces no, porque, si el maestro no es muy hábil para marcar un límite en la relación tendrá problemas para mantener la disciplina.
Actualmente comparamos un maestro de mi época con uno actual, por ejemplo, las directoras de las escuelas primaria de Villahermosa Guadalupe Martínez de Córdova y la maestra Reynalda de las escuelas Francisco J. Santamaría y Escuela Federal tipo Carlos Rovirosa y aquellos inolvidables maestros, nuestros viejos y queridos profesores. Si ellos se pusieran frente a los alumnos de hoy, creo les resultaría imposible enseñar sin disciplina, con tanto celular y dispositivos, que se llevan la atención de los alumnos, por eso no sé si eran mejores, pero al perderse el respeto y la autoridad tenemos o creemos tener la sensación de que antes lo era.
Hoy el maestro tiene que ganarse diariamente la legitimidad de la autoridad y el respeto. Con el sistema político que vivimos ahora, el maestro trata de evitar conflictos ya que de esa manera evita problemas que puedan poner en riesgo su trabajo. Además, sabe de antemano que cuando quiere imponer una regla para ordenar la escuela, seguramente no se va a sentir acompañado o apoyado por la autoridad educativa.
Cuántas veces hemos oído a través del programa radiofónico Telereportaje cuando una madre o padre de familia se queja de que a su hijo no lo dejaron entrar y que “sólo porque llegó 10 minutos tarde”, si lo primero que el padre sabe enseñar a los hijos así como los maestros a sus alumnos, es que la puntualidad es el primer paso en la educación de ellos.
Hay algo que continúa desde hace 50 años o un siglo atrás, y es que hubo y hay MAESTROS, así con mayúsculas, con algo muy importante: la vocación, que eso no se hereda ni se estudia, se trae consigo mismo. También hay maestros que la vocación les va alcanzando con el tiempo, es decir, se van enamorando de su profesión como maestros y esto definitivamente les hace progresar y perfeccionarse, o por el contrario, cruzar los años como maestros sin pena ni gloria hasta llegar a la jubilación.
Antes la autoridad del maestro se imponía y hoy debe construirse día a día, antes con decir que eras maestro y por ser adulto ya eras respetado. Algunas claves para esto y ser un buen maestro es que seas bueno en el oficio docente, respetar a los alumnos, generar orden y una intensa motivación en la clase.
Actualmente el maestro tiene que enseñarle a los alumnos cómo comportarse, a no agredir a sus compañeros, no pegar, no escupir; esto que tradicionalmente correspondía hacerlo a los padres, eso se llamaba educación y la gente sabía distinguir diciendo “Ese tipo es un excelente abogado, pero es un mal educado”. Antes el maestro sabía que esos valores correspondía inculcarlos desde la familia y por lo tanto el maestro sabía que el alumno llegaría ya con una buena base…
Pero por ahora, ¡Felicidades maestros en su día!
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