Albañil estudia leyes para encarcelar al asesino de su hija en Estado de México
Cambió los sacos de cemento por libros de leyes, y dejó las cubetas y palas para tomar una maleta, libretas y las ganas de encarcelar al asesino de su hija.
José Diego Suárez Padilla, era un albañil de más de 60 años, que decidió estudiar la licenciatura en Derecho para hacerle justicia a su hija Rosa Diana, quien en 2010 fue asesinada de 16 puñaladas por su novio, Gilberto Campos, en Atizapan, Estado de México.
Antes del lamentable hecho, el 4 de octubre de 2009, Gilberto ingresó a su casa mientras el padre no estaba y golpeó en repetidas ocasiones a la joven de 21 años. Al acudir al entonces Ministerio Público, Diana relató la agresión: “Quiero que le pongan una orden de restricción a Gilberto; tengo miedo de que se enoje más y me mate”, pidió en ese momento. “Eso no existe en México, las órdenes de protección solo se dan en Estados Unidos”. “No te robó el celular; tú lo entregaste”. “Las peleas entre novios no son un delito”… fueron algunas de las respuestas del personal judicial.
En entrevista para el diario Milenio, el padre comenta que el 31 de diciembre del 2010, a pocos meses de cumplir 22 años y a la mitad de sus estudios en Administración de Empresas en la Universidad Autónoma del Estado de México, Diana fue asesinada, por lo que juró no dejar que el crimen de su hija quedara impune.
Sin recursos económicos para un abogado, don José se volvió su propio defensor. Además presentó más de 350 escritos y combatió en tribunales seis apelaciones.
Así, a finales de 2019 logró una sentencia de 67 años de prisión para el asesino de su hija, y dos años por abuso de autoridad para los funcionarios que le negaron protección. “Los obligué, ya no se salieron con la suya esos servidores públicos”, relata el señor en la entrevista.
Sin recursos económicos para un abogado, don José se volvió su propio defensor. Además presentó más de 350 escritos y combatió en tribunales seis apelaciones.
Así, a finales de 2019 logró una sentencia de 67 años de prisión para el asesino de su hija y dos por abuso de autoridad para los funcionarios que le negaron protección. “Los obligué, ya no se salieron con la suya esos servidores públicos”, relata el señor en la entrevista.