La inversión en infraestructura y el efecto multiplicador como estrategia para salir de la crisis por COVID-19
Dicho lo anterior, es entonces que toma relevancia el gasto del gobierno, al tener en sus manos la posibilidad de redirigir dinero de ciertas actividades de gobierno y enfocarlas más en la inversión. El resultado de esta inversión se conoce como efecto multiplicador, pretender que sea el dinero quien genere más recursos.
En una crisis de tal magnitud como la que se vive, no es suficiente la inversión que se haga de manera doméstica en cada país. Las principales potencias pretenden desarrollar planes emergentes para incentivar la economía desde el gobierno, con un plan conocido como la iniciativa Reconstruyamos un Mundo Mejor. Este proyecto quiere ser una alternativa de “One Belt, One Road” (Una rura, un cinturón), que pretende rivalizar la Ruta de la Seda mediante la modernización de infraestructura y telecomunicaciones para mejorar la conectividad entre Asia y Europa.
En ese escenario, las siete economías más importantes del mundo (G7) están analizando la posibilidad de generar inversiones en infraestructura en América Latina. Es importante mencionar que China ha tenido como estrategia debido a su gran población y grandes recursos una inundación en el mundo de grandes comunidades de origen chino (neocolonialismo).
Se vuelve fundamental el análisis, ver las pretensiones de las grandes potencias. En la economía abierta esta estrategia de invertir en otros países, tiene por supuesto una rentabilidad desde el punto de vista empresarial, también la intención de un impacto para impulsar el crecimiento económico, pero en el futuro inmediato también habrá un impacto por ver cómo se reorganiza la economía global pos pandemia de cara a los próximos años.