El perfil psicológico de los asesinos seriales

A través de la historia se han conocido una diversidad de asesinos seriales (AS) cada uno caracterizado por un tipo de conducta durante el acto criminal. Los asesinos en serie están específicamente motivados por una multiplicidad de impulsos psicológicos, sobre todo por ansias de poder y compulsión sexual. Con frecuencia tienen sentimientos que indican inadaptabilidad, inutilidad y algunas veces se deben a humillaciones durante su infancia. Tienen carencias, pobreza y también bajo estatus socioeconómico en edad adulta. Sus crímenes compensan esto y les otorgan una sensación de potencia y frecuentemente venganza, durante y después de cometer los delitos. Una gran cantidad de asesinos en serie provienen de familias o entornos desestructurados, con un elevado nivel de violencia. Muchos de ellos han sufrido diversos tipos de abuso a lo largo de su vida que dificultan la adquisición de empatía y de preocupación por el entorno

El conocimiento de sus acciones aterroriza a comunidades enteras y con frecuencia confunden a la policía, esto incentiva su sensación de poder. No se sabe con certeza el número de AS que hay. Con algunas excepciones, por lo general el asesino en serie no manifiesta elementos extraños en su comportamiento que conduzcan a pensar en la posibilidad de que lo sean.

Según cifras publicadas en EE.UU., un 89% son varones y están motivados no sólo por el hecho de matar sino también por cumplir sus fantasías antes y después del homicidio. El 50% tiene motivaciones sexuales, siendo el hombre más agresivo que las mujeres. Se considera que cada individuo presenta una susceptibilidad a esta agresividad de acuerdo al tipo de trastorno de personalidad, involucrando áreas específicas del cerebro a nivel de la corteza y del sistema límbico, así como neuromoduladores. Se observa una disminución del volumen de la corteza prefrontal y sustancia gris con mayor activación del sistema límbico.

Se ha establecido una diferenciación entre agresividad reactiva o impulsiva y agresividad instrumental o premeditada. La agresividad instrumental tiene un propósito y una meta específica y puede ser referida como “a sangre fría” y es altamente influenciada por el ambiente de aprendizaje del individuo, por ejemplo, que tipo de armas usar: puños o armas de fuego, mientras que la reactiva se presenta en situaciones de amenaza y frustración, siendo una de sus características fundamentales lo abrupto y la furia. La psicopatía se caracteriza por una falta de empatía y un comportamiento tosco hacia los demás, puede manifestarse como agresividad instrumental con características antisociales y hasta cometer actos criminales característicos del trastorno de personalidad antisocial.

Cuando el sujeto es propenso a la agresividad, está predispuesto a sufrir ansiedad misma que posteriormente le generará un trauma.  Los actos agresivos pueden presentarse en situaciones que evoquen el trauma original. Cuando hay presente una alta sensibilidad emocional y desregulación en sus conductas, la agresividad reactiva o impulsiva puede ocurrir tal y como ocurre en el trastorno bordeline de la personalidad. La susceptibilidad a la agresividad puede presentarse por un estado de humor alterado o de ansiedad, como en el trastorno bipolar, trastorno de ansiedad generalizada o trastorno por pánico. La agresividad episódica y violencia puede acompañar a la demencia.

Los asesinos seriales son individuos que de niños tuvieron un mal apego, experiencias traumáticas y un mundo interno, privado de pensamientos y fantasías. Las fantasías ya de adultos son intrusivas, violentas, repetitivas y las enfocan a la parafilia, por lo que muestran conductas excitatorias con niños o adultos que no consienten el sufrimiento o la humillación. Los escenarios de su crimen son más organizados cada vez, lo que nos indica que hay una mayor premeditación y planeación

Una vez que han iniciado a cometer homicidios, realizan cada vez más ensayos para cometer el homicidio fantaseado. Después de que han realizado el primer homicidio, la experiencia subjetiva de dominación y control de la víctima se vuelve un mayor reforzamiento de su comportamiento y como la realidad no llena su fantasía, el asesino puede repetir su actividad para poder alcanzar un resultado similar al deseado en sus fantasías. Se ha planteado que en el caso de las mujeres que son asesinas, haya antecedentes de abandono por padres, abuso sexual, abuso infantil, trastornos de personalidad, baja autoestima y un sentido personal de inadecuación.

La televisión y el cine nos han mostrado la cara más sangrienta de una patología mental que es menos frecuente de lo que se podría pensar. 'Dexter', 'Hannibal' o 'True Detective' son series que nos han enseñado cómo se comportan los psicópatas, algo que también hemos podido ver en películas, como la última de Lars von Trier, Copycat, El silencio de los corderos, La casa de Jack o Ted Bundy. Sin embargo, la ficción puede confundirnos, mostrando un perfil que no siempre es fiel a la realidad.

Podríamos pensar que, para tratar a este tipo de pacientes, quizá encontremos sustancias como la L-dopa, que se utiliza para enfermos de Parkinson precisamente para sustituir una carencia similar a la de los psicópatas. Se abriría un camino para el tratamiento farmacológico, que daría mejor resultado si se administrara desde la edad temprana, porque los primeros síntomas de psicopatía suelen aparecer antes de la adolescencia. De ahí también la detección de conductas violentas y rasgos como los mencionados anteriormente en jóvenes para realizarles estudios psicológicos, brindarles tratamiento a tiempo, lograr la modificación de actitudes y una conducta adaptativa a su entorno social.

Psic. Sara L. Campos Ch. Consultorio Torre Médica. Av. Méndez 1110 Segundo piso. Tel 9933141178 y Cel 9931498830