A disfrutar y celebrar la infancia de nuestros hijos fomentando la inteligencia emocional
¿Qué emociones estamos generando en nuestros hijos? ¿Qué clase de madre o de padre eres? ¿Cómo has reaccionado ante este confinamiento en casa? Calificarnos a nosotros mismos como padres, es difícil. También nos inquieta descubrir y aceptar la forma de ser de nuestros hijos. Todos los padres tenemos defectos y por consecuencia debemos aceptar que tampoco nuestros hijos son perfectos. Enojarse y reconciliarse un minuto después, arrepentirse de las reacciones excesivas y luego tratar de reparar las heridas provocadas, son las cosas de la vida cotidiana en la convivencia entre padre e hijos.
El proceso evolutivo trae consigo nuestras heridas más íntimas, nuestros fracasos, nuestros sufrimientos, pero también nuestros más bellos recuerdos, Poseer las claves de las emociones de nuestros hijos, implica ante todo, aceptar observarse a uno mismo. Debemos analizar además, el tipo de educación que recibimos, la manera en que nuestros padres trabajaron nuestras emociones y lo que aprendimos de ello. Necesitamos considerar nuestras carencias, nuestros errores o nuestras torpezas como experiencias que nos construyen como padres. Nuestros hijos son los que generalmente, nos hacen descubrir nuestros recursos personales y nuestro talento para educarlos. Son ellos quienes nos hacen ver nuestra capacidad para dar, recibir, educar, adaptarnos etc. Nos cuestionamos sobre la responsabilidad que tenemos como padres de hacer de nuestros hijos lo que son y lo que serán de adultos.
Un niño jamás se debe acostar triste, enfadado o recién castigado. Los padres debemos tener muy en cuenta que formamos en mucho, el subconsciente de nuestros hijos. Si queremos grabar lo positivo, dependerá de los estímulos que reciban en su subconsciente desde pequeños, así se formará su carácter y lo reflejarán en sus actitudes.
El subconsciente puede parecer, para algunos padres, algo mágico, freudiano, complicado o incomprensible, lo cierto es, que conocer cómo trabaja el subconsciente y usarlo para educar mejor, es un reto que vale la pena aceptar. Trabajar el subconsciente de nuestros hijos con consciencia, es educar en positivo. Tengamos en cuenta que el subconsciente es lo que está por debajo de la conciencia. Desde un punto de vista psicoanalítico sería sinónimo de preconsciente y lo definiríamos como todas las actividades del cerebro no gobernadas por la decisión libre de la voluntad de la persona.
Nosotros como padres, tenemos una enorme responsabilidad en la formación del subconsciente de nuestros hijos. Lo que nosotros les trasmitamos, de forma verbal o no verbal, quedará grabado en su inconsciencia, aunque en muchas ocasiones ni nos demos cuenta. Así, les podemos transferir mensajes negativos como: inseguridad, dudas, miedos, baja autoestima, o positivos como: confianza, decisión, valentía, alta autoestima. Las pautas de conductas positivas o negativas, quedan en el subconsciente de nuestros hijos. También, la mente subconsciente se encarga de la repetición de los comportamientos aprendidos, cosa muy útil, ya que nos permite resolver las situaciones más rápidamente cuando se presentan de nuevo.
Por eso aprender comportamientos positivos, llenos de confianza y exigencia, es vital para que sean retenidos en el subconsciente, de tal manera que afloren cuando vayan a decidir libremente una determinada acción. También podemos hacer programaciones negativas en el subconsciente de los niños. Cuando comentamos y los niños continuamente escuchan que ellos son pequeños y no pueden opinar, de adultos podrán tener un profundo miedo a manifestar sus opiniones. Cuando son humillados repetidamente con frases como “no vales nada, eres un desastre”, se creerán que realmente son incapaces de hacer algo bien, y su autoestima se verá minada. Este será el mensaje automático que le enviará su subconsciente a su conciencia, cuando surja una ocasión nueva en la que tengan que probarse a sí mismos. Si los niños son demasiado protegidos, con padres que le impiden realizar actividades algo arriesgadas, crecerán con temor a realizar nuevos proyectos. Cuando como papás somos de pocas palabras, haremos a los niños poco habladores o comunicativos, porque en su casa la comunicación verbal es nula o casi nula. Hay niños que se guardan sus sentimientos, tanto negativos como positivos, porque se les enseña a reprimir sus emociones, o ven a sus padres que no exteriorizan sus sentimientos. Algunos niños odian a las mujeres porque sus padres maltratan física o psicológicamente a sus madres o viceversa.
Ahora en esta pandemia, tenemos la oportunidad de convivir un poco más con nuestros hijos y es importante estar al pendiente de la información que reciben y cómo la procesa su mente. Preguntar qué sienten y eso lo sabremos si procuramos comunicarnos mejor con ellos. Procuremos ponerles rutinas para que aprovechen el tiempo, pero hay que ser flexibles con ellos, darles tiempo libre y es bueno establecer normas entre toda la familia. Hay que observarlos y fomentar su autonomía, que no se hagan dependientes de los padres. Como adultos nosotros nos debemos adaptar a ellos, mantener contacto lo más que podamos y estar con ellos en sus momentos difíciles. Permitamos que nos expresen sus sentimientos y con calma los debemos orientar controlando nuestro estrés y estados irritables
Sabemos que el subconsciente trabaja a la hora de dormir. Estimular el subconsciente de nuestros hijos los educará en positivo y actuará a nuestro favor. Prepara un cuento en el que el protagonista destaca por una virtud que quieres para tu hijo. Cuéntaselo cuando ya va a dormir… Recibida la información positiva del cuento de hadas, el subconsciente pensara libremente durante gran parte del sueño, lo que ayudara a fijar esa virtud. Siempre el último pensamiento debe ser positivo y bello para procurarle además, lindos sueños.
Psic. Sara Campos Ch. Consultas por Videollamadas al Celular 9931498830. Correo saracamposchotmail.com