Se incrementa la posibilidad de una recesión económica de alcance global
El coronavirus está exigiendo la fragilidad de los servicios de salud pública a nivel mundial, de manera particular en el caso de América Latina, exhibe los sistemas sanitarios que son incapaces de proveer las condiciones más básicas de salud para la mayoría de la población.
¿Pero qué tiene que ver esto con los mercados?
Principalmente para poder consumir hay que estar vivo, pero en segundo término hay que estar sano, es decir, aunque pareciera que no se presenta una relación en común el hecho de tener una sociedad sana fomenta el consumo; hoy en día el concepto de pandemia de coronavirus está exhibiendo a lo largo y ancho del mundo la fragilidad del sistema de salud y por consecuente está haciendo boquetes en el sistema económico a nivel global atentando a traer consigo un leve crecimiento.
El pasado 5 de marzo, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), había acordado retirar del mercado 1.5 millones de barriles para frenar la caída de la demanda provocada por el coronavirus, Rusia, el segundo productor mundial de petróleo y que no es miembro del cártel, se negó a una nueva reducción colectiva de la producción en los 23 países (la llamada OPEP+), luego de un fracaso en la negociación con Rusia se originó una guerra de precios del crudo.
Los precios del petróleo sufrieron este 8 de marzo su mayor derrumbe, no se había presentado algo similar desde la Guerra del Golfo en 1991. El crudo marchaba este lunes con fuertes pérdidas, con el barril de Brent en 36 los dólares, y el tipo West Texas, de referencia estadunidense, en los 32 dólares.
La bolsa de valores de Wall Street se derrumbó ayer casi un 8%, la caída más profunda desde la crisis económica del 2008, aplastada por el crack petrolero y la crisis mundial del coronavirus. Desde luego también se vieron afectados los mercados financieros de diferentes partes del mundo como fue el caso de Europa y América Latina.
Hoy en día lo que esta aprueba no es la capacidad de mortalidad de un virus, sino la capacidad de la sociedad para hacerle frente a enfermedades de este tipo; en otras palabras no es la letalidad de la enfermedad lo que alarma, por el contrario lo que intranquiliza a nivel mundial es la capacidad de los sistemas de sanidad para contenerlo y la incapacidad para detener su propagación que genera como consecuente incertidumbre, ahora mismo el problema más importante no es encontrar la cura, sino la duda de la inestabilidad de los mercados y sobre todo lo que pueda ocurrir en un corto plazo.