Papa Francisco consagra a Rusia y Ucrania a la Virgen; pide poner fin a la guerra ‘insensata’

Papa Francisco consagra a Rusia y Ucrania a la Virgen; pide poner fin a la guerra ‘insensata’

El papa Francisco consagró este viernes a Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María en una ceremonia en el Vaticano, donde pidió la paz y condenó la destrucción provocada por la guerra.

Durante el gesto solemne que la iglesia ha llevado a cabo en contadas ocasiones, el Sumo Pontífice reprobó que se continúen presentando imágenes de muerte, mientras bombas destruyen casas de ucranianos indefensos.

Señaló que “la guerra atroz que se ha abatido sobre muchos y hace sufrir a todos, provoca en cada uno miedo y aflicción”.

Afirmó que las personas por sí mismas no logran “resolver las contradicciones de la historia” ni las del corazón humano, por lo que necesitan “la fuerza sabia y apacible de Dios”. 

“Por eso, madre de Dios y nuestra, nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu Corazón inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania. Acoge este acto nuestro que realizamos con confianza y amor, haz que cese la guerra, provee al mundo de paz. El sí que brotó de tu corazón abrió las puertas de la historia al príncipe de la paz; confiamos que, por medio de tu corazón, la paz llegará. 

“Te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo”, dijo.

A la ceremonia acudió Andrii Yurash, embajador de Ucrania ante la Santa Sede y su homólogo ruso, Alexander Avdeev, aunque ocuparon lugares separados en la basílica.

Este viernes, a poco más de un mes del inicio del conflicto, el papa pronunció por primera vez las palabras “Rusia” y “pueblo Ruso”, dentro de la oración, pues ha querido mantener puentes con la iglesia ortodoxa, que ha justificado el ataque armado.

En otro momento, expuso que “las seguridades humanas no son suficientes” y se necesita “la presencia de Dios, la certeza del perdón divino, el único que elimina el mal, desarma el rencor y devuelve la paz al corazón”.

“Nosotros hemos perdido la senda de la paz. Hemos olvidado la lección de las tragedias del siglo pasado, el sacrificio de millones de caídos en las guerras mundiales. Hemos desatendido los compromisos asumidos como Comunidad de Naciones y estamos traicionando los sueños de paz de los pueblos y las esperanzas de los jóvenes. 

“Nos hemos enfermado de avidez, nos hemos encerrado en intereses nacionalistas, nos hemos dejado endurecer por la indiferencia y paralizar por el egoísmo”, agregó.

La consagración al Inmaculado Corazón de María está relacionada con los llamados misterios de Fátima, las supuestas revelaciones que la virgen entregó a tres jóvenes pastores en la localidad portuguesa de Fátima en 1917. Según esta creencia, la virgen exigió la consagración de Rusia, que aquel año empezaba la revolución que terminaría en su etapa soviética, o de lo contrario el país “difundiría sus errores por el mundo promoviendo guerras y persiguiendo a la Iglesia”.

Antes, otros pontífices habían llevado a cabo actos de consagración similares, en 1942, 1952 y el último en 1984.

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