Jeison, el hombre que vive con acrogigantismo y tiene los pies más grandes del mundo

La glándula pituitaria de este joven venezolano, no para de trabajar a menos que tome un medicamento de alto costo

Jeison Rodríguez es un joven venezolano que hace tan sólo unos años fue reconocido con el Récord Guinness como la persona viva con los pies más grandes del planeta, con una medida de 40.5 centímetros. Sin embargo, asegura que actualmente miden cinco centímetros más, pues no han dejado de crecer.

El joven de 28 años no solo tiene los pies más grandes del mundo, también vive con acrogigantismo, una enfermedad endocrinológica crónica de alto costo, que hace que su glándula pituitaria, la fábrica de la hormona del crecimiento, no pare nunca de trabajar. 

A los ocho años comenzaron los primeros dolores de cabeza, los cuales, hasta la fecha, le indican que está creciendo. A los 12 años, cuando ya era más alto que su mamá y calzaba talla 50 de zapato, los médicos le diagnosticaron  acrogigantismo y no le dieron mucha esperanza de vida. Por esta razón, fue objeto de bullying por parte de sus compañeros de la escuela de Palo Negro, en el estado Aragua, de la región central de Venezuela. 

El joven contó que cuando era niño quería ser chef, pero dejó su camino en manos de la religión cristiana: “Me siento privilegiado, el Señor me puso este cuerpo tan grande para que yo predicara la palabra de Dios. No es fácil vivir con esta condición, dependiendo de las personas y del apoyo de mi familia, pero cuando la gente se me acerca a pedirme una foto les hablo de Dios”, explicó.

El menor de los males de Jeison es desbordar sus zapatos o tener que agacharse cada vez que cruza una puerta. Su verdadero desafío consiste en conseguir el dinero para pagar cada dos meses una ampolla que cuesta unos mil 500 dólares con la que controla el acrogigantismo

Cuando no la toma, viene el dolor de cabeza como una mala señal, sufre convulsiones que le hacen perder la memoria y le cuesta levantarse y caminar por el imparable crecimiento de su cuerpo.

Jeison explica que, en Venezuela, él es la única persona con esta condición, y  por un tiempo recibió las medicinas que requiere para mantenerse estable a través de la Seguridad Social. Luego empezaron a fallar los suministros y le dieron medicamentos genéricos que lo hicieron sentir mal, por eso ahora los busca por su cuenta.

 

Zapatos alemanes para pasos de gigante

El joven contó que una de sus primas le estaba ayudando a conseguir calzado cuando contactó al alemán Georg Wessels, fabricante de zapatos ortopédicos, quien desde hace cuarenta años ha desarrollado una línea para personas que viven con este trastorno endocrinológico. Este año, el zapatero alemán viajó hasta Caracas con tres pares de zapatos para Jeison.

Antes de usar los zapatos ortopédicos de cuero alemán, con el soporte adecuado para sostener su cuerpo de 165 kilos, Jeison caminaba con unas sandalias artesanales que le hacían con caucho y tela de jean poco resistentes para sus pasos. Aunque durante un tiempo dejó de usar zapatos. 

Los zapateros alemanes organizaron su primer viaje fuera de Venezuela. Recuerda que estuvo en Francia en el “encuentro de los gigantes”. “El señor zapatero me invitó a compartir con los gigantes, para que me sintiera normal, con gente más grande que yo”, señaló.

 

Estrella de las redes sociales

Actualmente, Jeison asegura que las redes sociales son para él un “trabajito” y a través de su cuenta de TikTok, @elpieguinnesoficial, ha hecho publicidad para tiendas de equipos tecnológicos, negocios de comida y empresas de seguridad, en los que aprovecha su tamaño para hacer ilusiones ópticas con la intención de hacer reír. 

Desde hace un mes, Jeison está en Barranquilla, Colombia, pues tiene funciones en el circo de un parque de atracciones que abrió recientemente en la ciudad costera. Junto a dos payasos hace un sketch en el que estos se pelean y uno llama a su hermanito para que lo defienda. Detrás del telón aparece Jeison para atemorizarlo. Las funciones de su acto se han llenado todas: “La gente no se lo cree. Cuando me ven creen que soy un muñeco, para la gracia de Dios”, asegura. 

Así se gana la vida, pero siempre dispuesto a cualquier “trabajito” para conseguir dinero para sus medicinas. “Estas son puertas pequeñas que se me abren, que me impulsan a seguir, para que después se me abran unas puertas más grandes”, finalizó.

 

Esta información fue publicada originalmente en http://yotambien.mx/ un portal sobre discapacidad inclusiva