Tras hacer fila todo el día, cientos se quedan sin ser vacunados, en primer día de atención a rezagados en Centro

 

Cientos se quedaron sin ser inoculados durante el primer día de atención de la vacunación contra COVID-19 a personas en rezago de la primer dosis de AstraZeneca y segunda de Pfizer de 30 años y más, así como embarazadas. 

Cerca de las 9 de la mañana, la fila de la sede de vacunación a pie, en el Museo Papagayo, comenzó a crecer hasta que, por la cantidad de personas, se perdió el orden. 

Lo que pudo ser dos filas terminó en un cuello de botella en la entrada de la sede, muchos de ellos ciudadanos que dentro de la confusión se “colaron”.

Ahí se encontraban personas embarazadas como Cleo Martínez y Alejandra López, con 7 y 5 meses de gestación, respectivamente. 

“Nos traen de una fila en otra y aquí nos tienen hasta esta hora y embarazada. - En su caso que están embarazadas, no le dijeron de una fila especial.-  Nos dijeron que era esa, de ahí nos mandaron acá y luego nos vuelven a poner en medio y ya nos sacaron”, expusieron. 

La mayor preocupación era de las personas que iban apenas por su primer dosis de AstraZeneca, pues estaban totalmente expuestos a complicaciones en caso de un contagio de COVID-19. 

La señora Agustina Palacio, a sus 67 años y asmática, se dijo inconforme con la “organización” para este día. 

“Estamos aquí desde temprano y no circula la fila; y somos de la tercera edad y tampoco, no funciona en ningún aspecto. Está terrible, yo soy asmática y estoy en la fila, mire cómo está la aglomeración de personas”, declaró. 

Durante la jornada, elementos de la Sedena, de la Guardia Nacional y de Salud, detectaban a personas vulnerables y los escoltaban para que accedieran directamente. 

No obstante, un grupo de personas molestas fueron los jóvenes, pues aunque se les había convocado, se les notificaba que no estaban considerados dentro de los grupos en rezago.

Después de la una de la tarde, se cerró la circulación para personas que querían acudir a Olimpia XXI para la vacunación en vehículo. Elementos bloquearon la avenida Bicentenario y sólo se dio acceso a quienes vivían o laboraban en la zona.

Para las 4 de la tarde, ya “golpeados” por el sol, los ciudadanos no tomaron a bien el anuncio de que se vacunaría solo hasta las 5 de la tarde y quienes quedaran en la fila tendrían que acudir otro día.

Esto provocó que el número de personas que buscaban colarse aumentara y con ello la molestia de quienes estaban formados. 

Finalmente llegó la hora. A las 5 de la tarde ni una persona más accedió a la sede de vacunación. 

A las afueras, las ciudadanos se lamentaban por haber quedado al frente de la fila, a punto de entrar, después de haber estado la mayoría del día bajo el sol. 

Ese fue el caso de la Señora Martha Elena Jiménez Martínez.

“No es justo que desde las 6 de la mañana estamos aquí, y que lleguemos a la entrada y nos digan que no hay vacuna, que ya cerraron, no es justo. Hubieron muchos que se colaron pasaron, y los que llegaron a lo último fueron los que pasaron. Y nosotros aquí nos quedamos”, reclamó. 

Una hora después del cierre del proceso de vacunación, los ciudadanos seguían formados exigiendo que se atendiera por una hora más. Mientras elementos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana resguardaban la sede. 

A las 6 de la tarde, el jefe de la jurisdicción sanitaria de Centro, Carlos de la Cruz Alcudia, salió para reiterarle a los ciudadanos que seguían formados a las afueras de la sede de vacunación, que ya no se atendería a nadie más. 

“Las dosis que estaban asignadas para el día de hoy se terminó en lo que estaba programado. Nosotros no teníamos contemplado en realidad que hubiera esta gran cantidad de personas como ustedes que les faltara vacuna todavía. Porque hemos estado aperturando siempre las sedes y siempre hemos ido a comunidades rurales, para que esté más cerca la aplicación de la vacuna de sus domicilios. Entonces hoy la vacuna que estaba programada ya se terminó”, les informó. 

Fue hasta 25 minutos después cuando los últimos que se encontraban a las afueras del museo Papagayo decidieron retirarse, algunos molestos y otros resignados.