El padre Rubén era muy inquieto, brillante y buen amigo, recuerda el exobispo de Tabasco Benjamín Castillo
Como una persona inquieta, brillante, elocuente, trabajador y buen amigo, describió el exobispo de Tabasco, Benjamín Castillo Plascencia, al padre Rubén Ponce de León Murillo, quien el pasado 27 de septiembre falleció debido a las secuelas que le dejó el COVID-19.
En el programa “A Fondo” con Chuy Sibilla, Castillo Plascencia recordó que al párroco originario de Morelia, Michoacán lo conoció en el Seminario Mayor, sin embargo, forjaron una amistad más cercana cuando él estaba prestado a la Diócesis de Tabasco (1978-1980) y cuando lo suplió en la parroquia de Ciudad Pemex, Macuspana, porque tendría un trabajo especial sobre un congreso misionero sobre la familia.
Señaló que tuvieron cosas en común y laboraron en equipo en el proyecto de construcción de la nueva catedral de Tabasco, que tuvo que detenerse por la inundación de 2007.
“Él tenía inquietud y ese arrojo para las obras, en muy pocos años hizo aquel templazo”.
Castillo Plascencia, quien ahora tiene 76 años y vive en Guadalajara, dijo que le dolió mucho la enfermedad que padeció el sacerdote de la parroquia de San Sebastián Mártir y que siempre estuvo al tanto de la evolución del mismo.
“Me dolió mucho todo ese sufrimiento (…) sentí mucho su enfermedad y desde luego su muerte”, resaltó.
Por su parte, la psicóloga Ángeles Téllez Pérez, leyó una carta que escribió al padre Rubén, donde expresó su admiración y respeto porque para su familia era un amigo cercano, hermano cariñoso, maestro dedicado, pastor tierno, un confidente certero y amoroso padre.
“Padre Rubén es impresionante, lo prolífera, abundante y magnánima que ha sido tu vida y a cuántos millones de personas que has dejado huella, gracias a un retiro, acompañamiento espiritual, homilías, redes sociales o simplemente con tu vida de compromiso total a la construcción del Reino.
“Sabes, siempre me pregunté por qué no fuiste obispo, creo que también le hubiera hecho mucho bien a la Diócesis que te hubieran encomendado”, comentó.
En el programa también intervinieron la religiosa ursulina Adriana Méndez, la señora Melba Saldaña, el constructor Mauricio Hernández, el político Raúl Ojeda, el empresario Alejandro Yabur, así como Abraham y Magui, colaboradores del padre Rubén Ponce.
Ponce de León Murillo fue ordenado sacerdote por el Papa Pablo VI, el 29 de junio de 1975 y desde entonces, sirvió a la Diócesis de Tabasco por 46 años; fue párroco de San José, Ciudad Pemex; San Antonio de Padua, Cárdenas; Santa Cruz, Villahermosa; San Francisco de Asís, Jalpa de Méndez; por último, regresó a la capital tabasqueña en el Sagrario Catedral, Santuario de Guadalupe y recientemente San Sebastián Mártir.
También fue rector y maestro del Seminario Mayor de la Diócesis de Tabasco y colaboró con el Obispo don Benjamín Castillo Plascencia en la Comisión Nacional de Evangelización y Catequesis.