Preside Papa Francisco Viacrucis tras dos años de suspensión por pandemia

‘Donde haya odio, florezca la concordia’, dice ante 10 mil asistentes

 

Ante unos diez mil asistentes y luego de dos años de suspensión por la pandemia de COVID-19, este viernes el Papa Francisco presidió el viacrucis en el Coliseo de Roma.

El Sumo Pontífice volvió al anfiteatro, en silencio como es tradición, en un rito que estuvo marcado por la guerra en Ucrania, pues unió bajo la cruz a dos mujeres, una rusa y otra ucraniana, en señal de reconciliación. Miles de fieles oraron en silencio por la paz y el final de ese conflicto.

Francisco conmemoró el camino de Cristo a la crucifixión y luego de escuchar los 14 pasajes bíblicos, tomó la palabra para pronunciar una oración.

“Tómanos de la mano, como un Padre, para que no nos alejemos de ti; convierte nuestros corazones rebeldes a tu corazón, para que aprendamos a seguir proyectos de paz; haz que los adversarios se den la mano, para que gusten del perdón recíproco; desarma la mano alzada del hermano contra el hermano, para que donde haya odio, florezca la concordia”, dijo

Durante el Viacrucis, catorce grupos de personas, este año familias, se pasaron la cruz mientras se leían meditaciones, y las mujeres, una ucraniana y una rusa, lo hicieron en la estación 13, que refleja la muerte de Cristo.

El Sumo Pontífice encabezó este rito en 2020 y 2021 en una plaza de San Pedro con restricciones, ante la emergencia sanitaria.

Francisco de pie

Los actos del Viernes Santo en el Vaticano iniciaron con la celebración de la Pasión en la Basílica de San Pedro, donde se dio la novedad que el papa no se postró en el suelo del templo, como manda la tradición.

El clérigo, de 85 años, padece un dolor en la rodilla desde hace tiempo, mismo que le dificulta caminar y por ello optó por permanecer de pie, rezando en silencio ante la tumba del apóstol Pedro; después se sentó en el trono, desde donde siguió la ceremonia.

 

Enviado a Ucrania

El limosnero del Papa, el cardenal polaco Konrad Krajewski, fue enviado a celebrar el Viacrucis entre las ruinas de las ciudades de Bucha y Borodianka, convertidas en símbolo de la masacre y de la ruina del conflicto.

Krajewski entregó una ambulancia -la segunda que dona Francisco a Ucrania- al hospital cardiológico de la capital ucraniana después de llevarla personalmente desde Roma, en su tercer viaje a Ucrania desde que comenzó la invasión rusa.