La tasa de suicidios tiende a aumentar como consecuencia de la pandemia

Foto: Engin Akyurt en Pixabay

 

Muchos de nosotros ya estamos ansiosos por dejar lo acontecido en el fatídico año 2020 atrás, pero en estos 28 días de enero del esperanzador 2021, seguimos viviendo más de los mismo, con las consecuencias propias de hechos lamentables como el seguir perdiendo seres queridos cada vez más cercanos a nosotros. Más cortinas de negocios que bajar, más planes que hay que posponer o quizá cancelar y los propósitos para este nuevo ciclo se ven amenazados también por el coronavirus desgastante y deprimente que no deja de atacar a todo tipo de personas en el mundo.

Con las actividades como el estudio y el trabajo modalidad “home”, muchos nos volveremos más sedentarios y más encerrados. Nuestros familiares y amigos se están alejando de nuestra vida cotidiana, nuestros intereses se enfocan en el hoy y la esperanza de un futuro inmediato mejor se van desvaneciendo como los días de enero, febrero, y marzo y se nos dice que así seguiremos varios meses más.

El cansancio, el estrés, la angustia, las carencias, la violencia doméstica, la soledad, las pérdidas, la falta de oportunidades y de alegrías nos conduce a la depresión. La depresión será entonces otra pandemia que se agudice con la crisis sanitaria y la necesidad de ayuda psicológica y psiquiátrica será cada vez mayor. Las ciencias de la salud mental serán nuestra tabla de salvación para no caer en las neurosis imposibilitantes o en las psicosis que nos saquen de nuestra realidad y nos lleven a querer cortar este maleficio saliendo por la puerta falsa, y así, terminar esta cadena de calamidades de tajo.

Sin embargo, la depresión se siente, se palpa y los hijos la perciben en los padres y los padres la sospechan en los hijos. Desgraciadamente una consecuencia fatal de la depresión es el suicidio y es un tema del que poco quisiéramos hablar, pero todos tenemos que enfocar, porque se vislumbra una ola de actos implosivos que pongan final a lo que no podemos controlar. Muchos empiezan a perder la esperanza y ello influye en la visión pesimista de su forma de encarar la vida. Algunos piensan que es mejor darse por vencidos y que la lucha ha sido en vano, pues el virus sigue avanzando, atacando y cada vez las defensas para enfrentar su embestida son menos eficientes.

Ya en su límite, recurren al suicidio que es el acto de quitarse deliberadamente la propia vida. El comportamiento suicida implica la acción que pueda llevar a cualquier persona a morir, de la forma en que su mente elucubre. Desgraciadamente muchas personas que intentan o consuman el acto suicida, creen erróneamente que le están haciendo un favor a sus amigos o parientes al irse de este mundo.

Las personas en riesgo suicida desgraciadamente no buscan ayuda porque creen que nadie les va a ayudar, o no quieren contar sus problemas. Algunos piensan que sentir depresión es un signo de debilidad o no saben a quién acudir para recibir apoyo. Algunas personas con padecimientos como el Trastorno bipolar; Trastorno límite de la personalidad; Adicción al alcohol o a las drogas; los que sufren Depresión mayor; Esquizofrenias o Trastorno por estrés postraumático, son proclives a intentar terminar con su vida por su misma inestabilidad mental.

Cada vez se piensa más en la cercanía de una posible ola de suicidios de la que ya se habla en otros países. Este acto se da en personas de todas las edades, pero ahora se ha observado más en chicos y adolescentes. Quisiéramos evitar el efecto dominó que se da cuando un hecho acontece, pues esa idea ronda luego en varias cabezas y otros hacen lo mismo hasta llegar a convertirse en una pandemia psicológica. Hay gente que se suicida sin intención específica de hacerlo, dicen estar hartos, cansados por lo que ingieren bebidas o drogas, así manejan y se accidentan ocasionando su propia muerte y la de otros.

La mayoría de los suicidios son precedidos por signos de advertencia verbal o conductual como hablar sobre: querer morirse, sentir una gran culpa o vergüenza, o sentirse una carga para los demás. Otros signos son sentirse vacío, sin esperanza, atrapado, o sin razón para vivir; sentirse extremadamente triste, ansioso, agitado o lleno de ira; con un dolor insoportable, ya sea emocional o físico. Suelen tener cambios de comportamiento como hacer un plan o investigar formas de morir; alejarse de los amigos, decir adiós, regalar artículos importantes o hacer un testamento, comer o dormir muy poco pueden ser signos indicativos del suicidio.

Los últimos datos reportados por el INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) en el año 2018 indican 6,710 fallecimientos por lesiones autoinfligidas lo que representa una tasa de suicidio de 5.4 por cada 100 mil habitantes. Los hombres tienen una tasa de 8.9 fallecimientos por cada 100 mil hombres (5,454), mientras que esta situación se da en 2 de cada 100 mil mujeres (1,253). En el grupo de niños y adolescentes de 10 a 17 años ocurrieron 641 fallecimientos siendo el suicidio el que ocupa el cuarto lugar dentro del total de causas de muerte. Las muertes por lesiones autoinfligidas se concentran en el grupo de 30 a 59 años con el 46%; le sigue el grupo de jóvenes de 18 a 29 años con 34 %, y las niñas, niños y adolescentes de 10 a 17 años con 10 por ciento. Cerca de un tercio de personas que tratan de suicidarse lo intentarán de nuevo en un período de un año. Cerca del 10 % que amenazan o intentan suicidarse finalmente se quitan la vida.

El nuevo Coronavirus ha tenido un impacto negativo en el bienestar de la salud mental de todos. Y por eso, este año, más que nunca es crucial que trabajemos juntos para prevenir el suicidio. según un neuropsiquiatra maestro en Ciencias Médica, predice un incremento del 20% en el número de suicidios en el país por las afectaciones de la pandemia.

Es importante permanecer conectados unos con otros y ser conscientes de los signos de riesgo de suicidio y cómo responder es especialmente importante para prevenir el suicidio. Aun en este tiempo en el que hay distanciamiento físico, las personas pueden mantener conexiones sociales. Es necesario contactar con su psicóloga de confianza para el manejo y tratamiento de sus padecimientos de salud mental y así lograr la curación evitando terminar con la única vida que tendremos en este mundo, misma que es sumamente valiosa, aunque muchas personas no lo vean de esta manera.

Psic. Sara Leticia Campos Chavolla. Consultorio Torre Médica Av. Méndez 1110 Segundo piso Tel 9933141178   Cel 9931498830 Villahermosa, Tab.