Gloria a Dios en las alturas. El significado de la Navidad nos fortalece

Foto: Gerd Altmann en Pixabay

 

La palabra Navidad viene del latín "nativitas" que quiere decir nacimiento y durante los días navideños recordamos que Dios vino a este mundo y nació como un bebé. La historia bíblica está en Mateo 1:18-25 y en Lucas 2. Ahí vemos que Jesús no era un bebé común y corriente, él era Dios encarnado y venía con una misión específica: salvarnos de nuestros pecados. 

La Navidad es una época festiva que se ve como un periodo para reflexionar sobre nuestra vida, pues tiene un importante significado espiritual. El 25 de diciembre es el día oficial de la Navidad. La noche de antes se celebra la Nochebuena. A las cuatro semanas anteriores se les llama Adviento y se considera un periodo de preparación. También es un destacado acontecimiento bíblico, ya que marca el paso del Antiguo Testamento al Nuevo Testamento. No obstante, en la Biblia no aparece la celebración de esta fiesta ni se hace referencia a que fuera un mandato de Dios. 

Es una época que se suele pasar en familia y junto a los seres queridos. También es típico cantar villancicos, los cuales surgieron en el siglo XV. Los instrumentos que suelen acompañar estas canciones son la pandereta, la sonaja y la zambomba. Uno de los más conocidos es «Blanca Navidad». Asimismo, se mandan mensajes a los amigos o familiares con los que no podamos reunirnos, utilizando las nuevas tecnologías. En estas fechas también es típico contarle a los más pequeños cuentos o historias de Navidad, ver películas alusivas al tema, cocinar, adornar la casa, pero sobre todo es una fecha para reflexionar. 

Algunos solemos llegar un poco tarde a la casa y encontrar a nuestros hijos durmiendo. Con cierto cansancio después de largas jornadas de trabajo, buscamos algo para cenar. Sin duda, en muchos hogares habrá carencias para pasar estos días. Sentiremos que nos desplomamos y nos entristecemos, pero agradecemos que tenemos vida, salud y trabajo. Si miramos el calendario, notaremos cómo se han ido estos meses y estamos sobreviviendo. Pasan los días y parece mentira que ya estamos en Navidad. Perdimos la noción del tiempo. Parece que los meses han pasado rápido y a otros les parecerá lento, muy lento, pero ya con el deseo de que se acabe este año y venga otro mejor. Nunca la palabra Navidad había sonado tan seca y vacía como ahora. Son tiempos muy duros. Por primera vez muchos niños no tendrían juguetes ni ropa nueva. No tendremos regalos, ni tendremos una buena cena con toda la familia como en otras navidades y tampoco hicimos posadas. Ni siquiera tendremos la posibilidad de pintar la casa o hacer algunas reparaciones tan necesarias, por las carencias económicas y la serie de gastos que hemos tenido que hacer comprando medicamentos, apoyando a familiares con dinero o por gastos funerarios. 

Un quejido ahogado desde la garganta muestra el desaliento. Al cruzar por la sala observamos un sencillo arbolito de Navidad en la mayoría de los hogares y sobre la mesa central el viejo pesebre de porcelana o barro, con el que se suele decorar en estos días.  Aparece un gesto de júbilo en las pequeñas figuras que conforman la escena bíblica. Allí están María y José, en primer plano al lado del Niño Jesús. El artesano había plasmado en ellos una mezcla de gozo y tierna contemplación. En la parte alta, dos ángeles tienen una expresión de alabanza y adoración. Abajo están los pastores, sus rostros muestran alegría desbordante y más allá, camino a Belén, los Reyes Magos reflejan la alegría expectante de encontrarse con un rey. Hasta los animales del establo se ven felices. Se respira gozo en las figuras, en contraste con el pesimismo que embarga el corazón de tantos. 

Para los protagonistas de la Navidad no fueron aquellos mejores tiempos que los nuestros. Había escasez, pobreza, inseguridad, malos tratos de parte de las autoridades y muchas limitaciones. El Niño Jesús nació en la pobreza y nos sentimos identificados gracias a las grandes necesidades que tenemos por los acontecimientos dolorosos vividos. Pero ellos en el pesebre, a pesar de eso sonríen. Entonces comprendemos que el pesebre de Belén es el símbolo más perfecto de lo que significa el “Gozo de la Navidad”. La pobreza y suciedad de aquel establo, en lugar de traer depresión y frustración, fueron el escenario donde estalló la esperanza, la alegría y el gozo exuberante, no por el lugar o las circunstancias, sino por la persona que había nacido allí, JESÚS.  Los ángeles no vieron a una pobre mujer dando a luz a un niño en condiciones casi infrahumanas, vieron a DIOS mismo, hecho hombre. Los pastores no vieron solo un niño acostado en un pesebre sino al Salvador, a Cristo, Nuestro Señor. Los magos no vieron a un bebé corriendo peligro de ser asesinado por un cruel gobernante, vieron al verdadero Rey de los Judíos.  

Reconocemos que nuestra tristeza surge de ver las circunstancias por las que atravesamos. Nos fijamos en lo que no tenemos en lugar de ver lo que ya tenemos: vida, salud, familia, hijos, esposa/o, hogar, fe, esperanzas y fuerzas para seguir adelante. 

Podemos concluir que tenemos poderosas razones para estar felices, y no debemos permitir que el pesebre de necesidades, de problemas y circunstancias nos roben ese gozo. En lugar de unirnos al coro depresivo de los que se quejan, debemos unirnos al coro de ángeles que celebran: "Gloria a DIOS en las alturas y en la tierra paz, para con los hombres de buena voluntad. 

Cuando nos pregunten cómo nos sentimos en esta navidad 2020, respondamos: "Muy bien, hoy recuperé el Gozo de la Navidad". ¡Que sea una Feliz Navidad para todos! Que el SEÑOR permita que, a pesar de las vicisitudes, podamos compartir con nuestros seres queridos lo que tengamos y vamos a vivir a plenitud el verdadero significado de la Navidad

¡Gloria a Dios en las alturas! Qué hermoso es entender el verdadero significado de la Navidad... y más en estos tiempos tan difíciles de calamidades, incertidumbre, temor y pobreza! 

Psic. Sara Campos Ch. Torre Médica Av. Méndez 1110 Segundo piso. Villahermosa, Tab. Tel 9933141178 Cel 9931498830