El resentimiento te consume rápidamente y te llena de dolor
En algunas ocasiones nos hemos sentido molestos, tristes, enojados o frustrados, y eso nos hace sentir enfadados, pero si ese enfado no lo superamos adecuadamente en su momento, puede llegar a enquistarse. Decimos estoy "sentido" y de tanto apegamos a esas inconformidades, viene el rencor, el dolor y el resentimiento. Podemos estar resentidos con nuestra pareja, con nuestros padres o hijos, con un amigo o con nuestros jefes y compañeros de trabajo, con la sociedad, con el gobierno y hasta con Dios. Cuando creemos que alguien debería comportarse de una determinada manera, tenemos ciertas expectativas puestas en esa persona. Si no cumple con ese ideal que tenemos en mente, si no hace lo que esperábamos, seguramente nos sentiremos dolidos y decepcionados. En algunos casos, incluso enfadados y con frustración. Es una sensación muy incómoda, que si no trabajamos bien, se va acumulando en nuestro interior, pudiendo incluso hacernos perder el control de nuestras emociones y de nuestras conductas. Una rabia nos nubla. Un odio que nos envenena por dentro y distorsiona la visión que tenemos del otro, de la situación, e incluso de la vida.
El pasado es un elemento clave del resentimiento, ya que éste siempre está basado en hechos que ya sucedieron y que causaron un dolor que no puede borrarse. Puede vincularse el resentimiento con una herida abierta que no sana y que no deja de producir dolor. Mostrarse nervioso o muy sensible ante ciertos hechos o personas, tener una actitud hostil, expresar dificultades para confiar en nuevas relaciones y sentirse menospreciado son algunas de las consecuencias del resentimiento. El resentimiento suele aparecer, sobre todo, cuando nos hemos sentido engañados, humillados u ofendidos y cuando no hemos expresado convenientemente nuestra rabia. Queremos que nuestro “agresor” vea que nos ha causado un daño y que, en el mejor de los casos, nos pida perdón y nos resarza de lo sufrido. Así pues, al no expresar en su momento esa incomodidad, se nos queda por dentro. Se estanca y cada vez se va pudriendo más. Se retroalimenta con nuestros pensamientos rumiativos y al final, a quien más daño hace, es a uno mismo.
¿Qué pasa cuando estás resentido?
Cuando alguien te hiere se dañan las relaciones familiares, de pareja o laborales. Si alguna vez has tratado de mantener una relación con una persona amargada, probablemente no lo has logrado, debido a que personas así están obsesionadas por sentimientos negativos en cuanto a los demás, lo que hace que sea difícil pasar tiempo con ellas. Te entorpecen la vida. Se daña el testimonio personal. Impiden tu crecimiento. Por eso, si estás teniendo una vida sumida en resentimiento, no puedes esperar ser feliz. Una persona que vive con resentimiento, no puede llevar una vida sana y buena.
Es necesario descubrir la fuente y causa del resentimiento. Identificar los sentimientos reales y el motivo de estos. Tratar de entenderse a sí mismo. Reconocer nuestro papel en el resentimiento. En ocasiones, nos resentimos con los demás porque nos molesta el haber quedado vulnerables a salir lastimados. En el fondo, nos sentimos confundidos o avergonzados por no haber visto venir esta situación. Nos da rabia habernos relajado y confiado en alguien que nos hizo daño. En cierto modo, nos enojamos con nosotros mismos por ser humanos. Es bueno aceptar lo que sentimos. El enojo y el resentimiento son sentimientos poderosos. Muchas veces, nos hacemos más daño actuando como si dichos sentimientos no existieran o tratando de rechazarlos. El resentimiento se produce debido a que huimos de nuestros sentimientos respecto a la situación, así que los desviamos desarrollando odio o rencor hacia la persona causante de la ofensa. Debemos aceptar nuestros sentimientos para sanar.
Muchas son las formas que existen de superar el resentimiento hacia otra persona por un hecho concreto. No obstante, entre las más efectivas y útiles se encuentran las siguientes:
• Aceptar lo sucedido y comprender que la vida está llena de injusticias.
• Mejorar el nivel de autoestima, estableciendo que después de aquel suceso, se ha madurado y avanzado y que ahora no se respondería al mismo de idéntica forma.
• Ser positivo. En este caso, siempre hay que encontrarle lo bueno que tiene cada circunstancia o cada hecho, y obviar lo negativo que se posee en ese mismo sentido.
• Mirar hacia adelante. Para poder dejar atrás el resentimiento es fundamental que se tenga claro que aquello es pasado, que nada puede cambiarse y que hay que mirar hacia el futuro con energía y positividad. Lo pasado, pasado está y ya no sirve de nada pensar en ello, pues lo único que se consigue es no poder avanzar como se quiere.
• Perdonar. Con esto nos referimos no solo a perdonar a la persona que nos hizo el daño sino también perdonarnos a nosotros mismos por el mal que nos hayamos podido causar quedándonos anclados en ese pasado.
Escribe los rasgos de la persona con la que estás resentido. No la insultes solo por ofenderla. ¿Es una persona ensimismada, grosera, cruel o irrespetuosa? Piensa en lo que ha hecho y piensa en qué categoría de falta de respeto encaja esto. Dile a la persona causante de la ofensa de qué manera te ha molestado. En algunas situaciones, cuando alguien a quien amamos nos ha lastimado, tenemos el deseo de entender por qué. Lo cierto es que entender la razón por la que alguien te ha lastimado no solucionará la situación y es posible que la persona no sepa por qué lo hizo, pero tener una discusión sincera sobre lo ocurrido, es un paso hacia la curación.
No debemos rumiar. La rumiación se refiere a pensar en una situación una y otra vez, dejándola alejarte del momento presente y hacerte sentir de forma negativa. Es la base del resentimiento. Por lo tanto, para dejar de lado la rumiación, primero debes aprender a controlar tus pensamientos. Los seres humanos cometen errores y ninguno es del todo malo. Todos tienen cualidades que vale la pena destacar, así que búscalas en dicha persona.
Perdonar las heridas que nos causan las personas que amamos puede producir un impacto duradero. Sin embargo, aferrarse al resentimiento te impide sanar y mejorar. Elige perdonar a la persona que te ha hecho daño. Perdonar no significa que ella debe seguir formando parte de tu vida. Tampoco significa que debes olvidar lo ocurrido. Perdonar simplemente significa elegir liberar a dicha persona de tu enojo para liberar esos sentimientos negativos que has estado albergando. El perdón te hace una mejor persona.
Acude a una psicóloga profesional si tienes problemas para perdonar y dejar ir el resentimiento. Aferrarse al enojo y el rencor afecta la salud mental, física y emocional. Es posible que requieras tratamiento para el control del enojo o técnicas cognitivas conductuales para ayudarte a superar la rumiación. Todos experimentamos resentimiento en algún momento. Muchas veces nos ha ocurrido que la persona que nos hizo daño, ni siquiera recuerda lo que pasó. Sin embargo, nosotros seguimos pensando en ello.
“Nada en la tierra consume a un hombre más rápidamente que la pasión del resentimiento.” (Friedrich Nietzsche) “Maldito rencor, pasé los mejores años de mi vida concentrado en el dolor del pasado, en lugar de centrarme en la dicha del presente…” (Walter Riso). “Aferrarse al odio es como tomar veneno y esperar que la otra persona muera.” (Buda).
Psic. Sara L. Campos Ch. Av Méndez 1110 Torre Médica Villahermosa, Tab. Tel 9933141178 y Cel 9931920934