El llanto es necesario para el ser humano
Hay personas que lloran en silencio, durante un breve instante y en discreta soledad. Es un modo de liberar tristezas, frustraciones y tensiones, es un llanto emocional. Pocos comportamientos nos hacen tan humanos como la risa y el llanto. De hecho, ambas expresiones emocionales tienen aspectos en común. Cuando se inicia la risa o las lágrimas tienen una duración determinada que no puede acortarse con facilidad. Además, ambos consiguen un mismo fin: hacernos sentir mejor. El desahogo, ya sea en soledad o con alguien, debe ser auténtico, catártico y liberador. No es necesario que nos haya sucedido nada negativo, que sintamos tristeza o desconsuelo. En ocasiones, también lloramos por simple agotamiento, y el hecho de hacerlo, es tremendamente saludable.
Médicos, enfermeras, bomberos, policías y otros muchos, buscan un momento a solas para desahogarse. Sufren dramas, tensiones cotidianas. Imaginemos en especial al personal que trabaja en los hospitales atendiendo a los enfermos de Covid-19, ¿Qué sentirán? Qué pensarán ante esta pandemia que los hace luchar incansablemente contra un virus desconocido hasta el cansancio. Ya exhaustos, deben tener ganas de llorar ante la imposibilidad de conservar la vida de tantas personas que les arrebata la muerte de sus manos. Ellos mismos, por cumplir con su misión, pierden su propia vida.
También vienen a nuestra muerte los enfermos y lo que sentirán ante la duda o ante la certeza de tener esa enfermedad. Viene la angustia, el temor, el miedo y la gente quiere llorar. Los familiares de los enfermos o los deudos que ya viven la pérdida de su ser querido, están devastados, desolados, deprimidos, llorosos y desconsolados. Les queda un gran dolor en el alma. Aunado a ello, se vive un hecho insólito para nosotros y por demás lastimoso, el no poder ser velados y enterrados en situaciones normales. Las exequias ahora se omiten o son diferentes y nos queda ese vacío que dificulta más el proceso de un duelo a superar. ¡Se vale llorar!
En ocasiones, esos instantes de desahogo, no son suficientes. No hay una “reparación” auténtica. Entonces, llega la sobrecarga, el bloqueo, la ansiedad… Y esa espina que ya no nos deja respirar.
Las responsabilidades laborales, por ejemplo, o el quedarnos sin trabajo y sin dinero, nos hacen necesitar instantes a solas donde llorar unos segundos. A veces a solas para no hacer sufrir a nuestros familiares. Lo mismo ocurre con los problemas cotidianos. En algunos hogares se separan las parejas, o se van los hijos a otros lugares, cambian a los hijos de escuela, los jóvenes pierden a sus amigos, los novios no se pueden ver y los confinados se aíslan junto con sus miedos ante la posibilidad de no superar la enfermedad. Hay palabras que se callan. Las pérdidas que no se afrontan. Con el dolor que bombea, que se siente, pero que uno se esfuerza en disimular. ¿Por qué nos cuesta tanto pedir ayuda? ¿Por qué el llanto emocional nos hace sentir tan vulnerables ante otras personas? ¿Creemos que nos verán cobardes, o histéricos o débiles?
Lloremos, porque el llanto aporta beneficios a la salud:
-Las lágrimas son buenas para la visión: Tienen la capacidad de evitar la deshidratación de las membranas mucosas de los ojos, pues los lubrica y los mantiene perfectamente humectados, lo cual es muy útil para mantener la vista en perfectas condiciones. Además, los expertos aseguran que si las personas no tuvieran la capacidad de llorar, su visión se vería afectada con más facilidad.
-También las lágrimas pueden matar algunas bacterias: Tienen la capacidad de matar ciertas bacterias en cuestión de minutos, ya que contienen un poderoso fluido llamado lisozima, de esta manera nos protegen de algunos gérmenes que provocan, por ejemplo, los resfriados, entre otras afecciones.
-Pueden eliminar toxinas: Las lágrimas que se derraman cuando tenemos alguna emoción fuerte, un dolor que nos afecta de tal manera que provoca el llanto fuerte y difícil de calmar, son una excelente terapia que nos sirve para eliminar todo tipo de toxinas que se van acumulando en el organismo a causa del estrés, entre otros motivos.
-Ayudan a reducir el estrés: Este líquido que derraman los ojos es muy semejante al que segrega el cuerpo cuando sudamos, siendo así las dos formas muy válidas para eliminar los altos niveles de estrés.
-Mejoran el estado de ánimo: Cuando lloramos, se eliminan grandes cantidades de manganeso, lo cual nos calma el mal carácter puesto que los altos niveles de manganeso dentro del organismo hacen que se generen estados de profunda fatiga, irritabilidad, depresión, ansiedad y otros desórdenes que pueden afectar gravemente la estabilidad emocional de cualquier persona.
Después de conocer los beneficios que trae el llanto para la salud emocional, es importante destacar que no hay que contener las lágrimas, ya que se genera un mal a todo el organismo, puesto que no se liberan esas angustias y emociones negativas, lo cual a la larga ocasionará que se concentren todas estas emociones, desencadenando algo mucho peor.
Saber dar apoyo con palabras es un arte que no todos dominamos. La realidad es tan dura como evidente pero preguntamos: ¿Y ahora por qué lloras? o Anda hombre, supéralo, no debes llorar porque eso no tiene importancia. También decimos: no llores, te hace daño, te van a ver los niños, además aunque llores, ya no se puede hacer nada. Acéptalo, no llores porque así es la vida y ya llegará el consuelo. Con ello, lo que conseguimos es bloquear aún más a la persona. Intensificar la emoción negativa y el abatimiento.
Los psicólogos podemos ser los mejores guías para facilitar el desahogo emocional. No todo el mundo dispone de las adecuadas estrategias para facilitarnos esa cercanía, esa facilidad para dejar ir lo que duele. Permitirnos el llanto emocional ante alguien no es reflejo de debilidad ni de vulnerabilidad. Es el paso que da alguien fuerte para desahogar las tensiones, miedos y tristezas. Lo hace con el propósito de reconstruirse de nuevo, de manera que se pueda reparar y recibir ayuda. Por su parte, conferir apoyo no es dar un abrazo. No es decir “todo está bien”. Es ser intuitivo con el fin de facilitar el desahogo, sabiendo cómo propiciarlo. Es saber decir “estoy aquí, contigo” sin que esto sea una imposición, y por supuesto sin juzgar. Es ser discretos mientras estamos presentes, aportando cercanía.
A pesar de lo complicado que resulta permitirnos estos instantes de auténtico desahogo emocional, ya sea en soledad o en compañía, es necesario concedérnoslos de vez en cuando. Drenar el alma es una necesidad biológica y psicológica. No podemos olvidar la clásica frase de “emoción expresada, emoción superada”. !!SE VALE LLORAR!!
PSIC. SARA L. CAMPOS CHAVOLLA
TORRE MEDICA 2DO PISO SALA A
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