Preparan funeral de Benedicto XVI
Se celebrará el 5 de enero en la basílica de San Pedro
A pesar de no haber un protocolo específico de actuación ante la muerte de un papa emérito, tras confirmar el fallecimiento de Benedicto XVI, el Vaticano actuará de acuerdo a las pautas de organización de un funeral de un pontífice en activo.
Y es que, no hay ningún precedente reciente de un caso como el suyo, en el que hayan convivido dos Papas y deba activarse el funeral de un pontífice emérito.
Sin embargo, lo que no se celebrará será el ritual del cónclave para elegir a un sucesor, ya que no se trata del fallecimiento de un Papa reinante, un cargo que ocupa en estos momentos el papa Francisco.
El funeral se llevaría a cabo en la Basílica de San Pedro y su cuerpo sería enterrado en la cripta, nunca antes de cuatro días, ni más allá de seis, después del fallecimiento.
Antes del entierro, los restos mortales del papa se colocarán en un catafalco, una suerte de armazón cubierto con una tela negra que representa un sepulcro, para ser expuestos en la basílica de San Pedro y recibir el homenaje de los creyentes.
Por primera vez, un papa preside el funeral de otro papa, ya que, en este caso, el funeral no sería presidido por el decano del colegio cardenalicio, sino por el Papa en activo, Francisco.
Asimismo, se prevé, que la plaza de San Pedro esté atestada de fieles en el momento en el que se produzca la despedida a Benedicto XVI y que líderes políticos y líderes religiosos de todo el mundo acudan como invitados al funeral.
Como parte del ritual funerario, el actual camarlengo, Kevin Farrell, cardenal de la Iglesia católica que preside la Cámara Apostólica, se asegurará de que todo el proceso sea llevado con la mayor rigurosidad.
Asimismo. será él el encargado de la destrucción del Anillo del Pescador, elemento que cada papa se gana en su nombramiento y que, en el caso de Benedicto XVI, ya fue rayado en su día y requisado en la Oficina de las Ceremonias Pontificias.
Cabe señalar, que un detalle muy curioso de los funerales papales es la costumbre de enterrarlos con tres ataúdes. El cuerpo del papa se deposita en un ataúd construido en madera de ciprés y forrado con terciopelo carmesí, un color litúrgico.
Este ataúd va introducido dentro de un segundo féretro construido en plomo, cerrado con cordones de seda de color morado, otro color litúrgico, que se sellarán con cera derretida moldeada con el escudo de armas del pontífice.
El segundo ataúd irá dentro de un tercer féretro fabricado en madera de olmo pulimentada y es costumbre que el cadáver del papa fallecido sea acompañado con un pergamino donde se escriben, en latín, los hechos más destacados de su reinado papal.
De acuerdo al ritual, en el interior del féretro también se introducen tres bolsas de piel curtida de color rojo con monedas de oro, plata y cobre.
Finalmente, en el caso de que Benedicto XVI haya indicado en su testamento que quiere ser enterrado en otro lugar que no sea la cripta de San Pedro —por ejemplo, en Baviera, su lugar de nacimiento— el Vaticano, se encargarán de cumplir con sus últimas voluntades.