Las secuelas del trauma infantil se pueden manifestar incluso en la vejez
Tienen repercusiones en la salud mental que pueden volverse físicas
Tan solo en el 2022, más de 14 mil niñas, niños y adolescentes en España fueron víctimas de maltratos en el ámbito familiar o de abusos sexuales, de acuerdo con las cifras del Ministerio del Interior de ese país europeo.
“Y esto es solo la punta del iceberg. Según los estudios, a nivel europeo se estima que uno de cada 10 menores en Europa es maltratado físicamente por sus cuidadores; y que tres de cada 10 son maltratados de manera emocional”, dijo Carmela del Moral, responsable de políticas de infancia de la organización Save The Children, al diario El País.
Cuando no se brinda el tratamiento psicológico requerido, el trauma que causan este tipo de abusos puede aumentar el riesgo de que se presenten algunos trastornos mentales durante la adolescencia o en la edad adulta, de acuerdo con la especialista.
De acuerdo con algunas investigaciones, el impacto de ese trauma puede permanecer escondido por años y manifestarse en la vejez en una peor función muscular.
Un estudio del Instituto de Investigación Social de la Universidad de Michigan, publicado en marzo pasado, encontró que entre los participantes que dijeron haber sufrido eventos traumáticos durante la infancia tenían deficiencias en la producción máxima de trifosfato de adenosina (ATP), una característica clave en la función muscular.
El hallazgo implica que el trauma en la infancia se convierte en un predictor de un metabolismo muscular menos eficiente durante la vejez.
Anthony Molina, director científico del Instituto Stein para la Investigación sobre el Envejecimiento de la Universidad de California y uno de los autores del estudio, explicó que los resultados de estudio sugieren que los traumas de la infancia “tienen la capacidad de penetrar bajo la piel e influir en las mitocondrias del músculo esquelético”.
“Esta es la primera vez que miramos hacia atrás para ver qué tipo de cosas podrían conducir a las diferencias en la función mitocondrial en personas mayores, que sabemos que pueden generar variaciones en los resultados de envejecimiento saludable entre los adultos mayores”, abundó.
‘La genética carga la pistola, el medio ambiente jala el gatillo’
Ángel Durántez, uno de los mayores especialistas en medicina antienvejecimiento en España, resaltó la relevancia de la investigación para entender los efectos del entorno en el desarrollo.
“Este estudio demuestra que la infancia puede marcar tu envejecimiento y viene a refrendar que nuestra salud no está predeterminada solamente por la genética, sino que la epigenética tiene un impacto importante. Como decía la doctora Judith Stern, la genética carga la pistola, pero el medio ambiente aprieta el gatillo”, comentó Durántez.
De acuerdo con el experto, otros estudios en ratones han demostrado que el cuidado de los progenitores puede tener consecuencias en la respuesta de los hijos al estrés.
Otro estudio, realizado por especialistas de las universidades de Cambridge y de Leiden, concluyó que el maltrato infantil causa cambios en la estructura cerebral que se relacionan con mayor propensión a la obesidad, inflamación y eventos traumáticos en la adultez.
La evidencia científica que existe hasta hoy ha demostrado que el trauma infantil tiene efectos en la salud cerebral.
El maltrato y su relación con al abuso de sustancias
Una investigación publicada en abril de este año en la revista Addiction encontró que quienes sufren maltrato en la infancia tienen tres veces más probabilidades de desarrollar trastornos por consumo de sustancias durante la edad adulta.
“Los resultados del estudio coinciden con los de otras muchas investigaciones que han demostrado esta relación entre el maltrato infantil y una mayor susceptibilidad a lo largo de la vida a padecer enfermedades mentales”, observó Alicia Valiente Gómez, psiquiatra del Hospital del Mar de Barcelona y coordinadora de la Unidad de Investigación del Centro Fórum e investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM).
Valiente advirtió que, generalmente, los pacientes con trastornos mentales y que han sufrido maltrato infantil no han recibido tratamiento adecuado para abordar los traumas.
Sin embargo, intervenciones adecuadas posteriores pueden mejorar la sintomatología.
“Cuanto antes se puedan identificar estas situaciones y cuanto antes podamos ofrecer un entorno seguro y con el seguimiento adecuado a esos niños, más posibilidades tendremos de reducir el riesgo posterior de desarrollar complicaciones, ya sean de tipo somático o psiquiátrico. El hecho de haber sufrido un trauma no quiere decir que ya no podamos hacer nada. Hoy tenemos tratamientos centrados en el trauma con evidencia científica que mejoran mucho el curso y el pronóstico de las enfermedades mentales asociadas e, incluso, de las enfermedades somáticas”, mencionó.
Carmela del Moral dijo que la evidencia científica puede contrarrestar los argumentos todavía defienden creencias como la de la “bofetada a tiempo”.
“La evidencia científica demuestra que sí que pasa y deja claro que vivir una infancia libre de violencia no solo es una cuestión de derechos humanos y de derechos la infancia, sino también una cuestión de salud que, incluso, tiene unos costes para el sistema público muchos más elevados de los que con toda seguridad implicaría la puesta en marcha buenas estrategias de prevención”, concluyó Del Moral.
Esta información fue publicada originalmente en http://yotambien.mx/ un portal sobre discapacidad inclusiva