Fragilidad en la desvinculación económica entre Estados Unidos y China

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Las tensiones de la Guerra Comercial entre Estados Unidos y China han dañado el comercio bilateral, pero un desacoplamiento total de las dos potencias mundiales sería aún más perjudiciales para las perspectivas de crecimiento económico global. Es importante considerar algunos datos, que permita generar un panorama amplio de la participación de China en la economía de los Estados Unidos

A partir del año 2001, tras 15 años de arduas negociaciones, China ingreso como miembro a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y en el año 2003 de manera muy rápida, se convierte en el principal socio comercial de los Estados Unidos. Para 2006 el gigante asiático le compró a Estados Unidos productos por un valor de 55,224.2 millones de dólares y vendió bienes por un valor de 287,772.8 millones de dólares, lo que le reportó un superávit de 232,548.6 millones de dólares sólo en ese año, es decir, China vendía a Estados Unidos seis veces más de lo que le compraba. 

En la actualidad y no siendo un dato  de asombro, dentro de la cuenta nacional de los Estados Unidos se presenta una balanza comercial deficitaria con China, el país Americano le compra más de lo que le vende a al gigante asiático en un 16%, lo que convierte a Estados Unidos en un importador neto. Uno de las principales inconformidades de Trump, es que el dinero de los estadounidenses en el tema del consumo llega a manos de inversionistas chinos.

La inversión de China en los Estados Unidos en el 2018 fue de 4.63 mil millones de dólares, esta cifra redujo un 80% (a causa de la Guerra Comercial) con respecto al año 2017 (24.5 mil millones de dólares) mientras que los flujos entrantes provenientes de Estados Unidos hacia China cayeron de 10 a 6 mil millones dólares en 2018. 

El hecho de encontrar inversiones multimillonarias crecientes en estos últimos años de China en los Estados Unidos, significa que gran parte del desarrollo y del crecimiento económico aun contando con un déficit, está subsidiado por las “inversiones chinas”. Lo que Estados Unidos ya no le alcanza para hacer crecer su economía invirtiendo en su país, por invertir en otro, lo complementa con la inversión recibida del exterior, que seguramente de esa inversión una buena parte de su origen es chino. 

Hay que reconocer que China no es un país pequeño, que se encuentra bien diversificado, teniendo presencia e inversiones importantes y de gran magnitud en los Estados Unidos como en el resto del mundo. 

En conclusión, los acuerdos son formados por los presidentes, pero la operan de gran medida las empresas y los ciudadanos, por lo que, Donald Trump por decreto no puede, desaparecer las inversiones chinas, ni lograr que millones de estadounidenses dejen de consumir 100% productos chinos.