Encabeza Papa oración del Santo Rosario para suplicar por la paz

El Sumo Pontífice hizo la petición para poner fin a las guerras activas en el planeta

El Papa Francisco encabezó este domingo la oración del Santo Rosario para suplicar el don de la paz en el mundo.

Desde la Basílica de Santa María La Mayor, el Sumo Pontífice hizo la petición para poner fin a las guerras activas en el planeta.

“Con la oración del rosario queremos implorar a María que ponga fin a las divisiones, las rencillas y a las guerras entre los pueblos”,

“Oh María, Madre nuestra, estamos de nuevo aquí ante ti. Tú conoces los dolores y las fatigas que en esta hora abruman nuestro corazón. Nosotros elevamos la mirada hacia ti, nos sumergimos en tus ojos y nos encomendamos a tu corazón”, manifestó.

El Jerarca de la Iglesia católica solicitó a la Virgen María que escuche el clamor de las víctimas de las guerras y se dé un cese al fuego.

“Tú que estás dispuesta a acoger nuestros dolores, ven a socorrernos en este tiempo en que estamos oprimidos por las injusticias y devastados por las guerras; enjuga las lágrimas sobre los rostros sufridos de cuantos lloran la muerte de sus seres queridos; despiértanos del letargo que ha oscurecido nuestro camino y despoja nuestros corazones de las armas de la violencia”, indicó.

También suplicó que apague la violencia que habita en el interior del hombre e inspire proyectos de paz en las decisiones de quienes gobiernan las naciones.

“Dirige tu mirada maternal a la familia humana, que ha perdido el gozo de la paz y ha extraviado el sentido de la fraternidad. Intercede por nuestro mundo en peligro, para que custodie la vida y rechace la guerra; para que cuide a los que sufren, a los pobres, a los indefensos, a los enfermos y a los afligidos, y proteja nuestra casa común”, expresó.

Finalmente, el Sumo Pontífice pidió a la virgen que llene a sus hijos con ternura, levantándolos con su mano bondadosa.

María, Reina del santo Rosario, desata los nudos del egoísmo y disipa las nubes oscuras del mal. A nosotros tus hijos llénanos con tu ternura, levántanos con tu mano bondadosa y danos tu caricia de Madre, que nos hace esperar el advenimiento de una nueva humanidad”, concluyó.