Ángel Palacios, chef ciego que enseña a otros a cocinar sin la mirada
Tiene 54 años y desde los 37 está ciego
Ángel Palacios impulsa su proyecto ‘Cocinar a ciegas’, donde más de 30 personas con discapacidad visual aprenden sobre artes culinarias y lo convierten en una posibilidad de empleo.
Ángel Palacios tiene 54 años y desde los 37 está ciego, pero no renunció a su vocación de chef. En los últimos años capitanea Cocinar a Ciegas, una asociación sin ánimo de lucro en el que una treintena de personas con discapacidad visual convierten en recetas sus sueños gastronómicos.
Mientras habla en una entrevista con Servimedia, ordena a su equipo filtrar las pieles en un colador y reservar el bacalao. Prepara una salsa con sus “chicos”, todos con discapacidad. A pesar de que ninguno tiene un resto visual superior al 15 por ciento, sus platos han emocionado a cocineros con estrellas Michelín.
“La capacidad de otros complementa la mía, hacemos mucho equipo”, remarca el chef, que defiende extender su aprendizaje a los jóvenes que tienen vocación en el mundo gastronómico y además tienen alguna discapacidad. “Quizás otras capacidades sean la solución a la crisis que está viviendo la industria”, reflexiona. “Las personas con discapacidad nos tenemos que esforzar todos los días”, zanja.
Los “chicos" del equipo de Cocinar a Ciegas, en su gran mayoría afiliados a la ONCE y con edades que rondan los 50 y 60 años, han conseguido “cosas increíbles” como codearse con chefs de primer nivel o inspirar con sus recetas varios libros. Hasta en la afamada Guía Repsol se hace eco de su trabajo, amén de varios premios y reconocimientos, como el que ha concedido la Academia Riojana de Gastronomía.
Con Jordi Cruz y Ángel León
El restaurante barcelonés Abba de Jordi Cruz y el Aponiente de Ángel León en el Puerto de Santa María han conocido de primera mano cómo trabajan Ángel y sus compañeros. Palacios lo contó en la Universidad de Navarra, que celebra la XI edición del ciclo “Capacitarse para entender la discapacidad", con el lema “La inclusión, una actitud necesaria para afrontar el reto de la igualdad”. El congreso, que organiza Tantaka, el banco de tiempo solidario de la Universidad de Navarra, finaliza precisamente con una ponencia a cargo de Palacios.
De hecho, la labor de la asociación también se comunica en foros educativos, empresariales y de instituciones de dentro y fuera de España, aunque en su día a día funciona “como un restaurante”, con sus jefes de cocina, de partida, de repostería... “Cocinamos tres o cuatro días a la semana y los viernes grabamos un programa en La 7 de La Rioja, donde llevamos año y medio en antena”, otra experiencia que ha permitido recuperar “autoestima” a los compañeros de Ángel. “Es brutal”, remarca el chef, en referencia a los espectadores que reconocen a los cocineros por su colaboración televisiva “y los paran por la calle”.
Hace un par de años, en Cocinar a Ciegas se empeñaron en sacarse el carnet de manipulador de alimentos. “Y lo hicimos, era cuestión de hacerlo”, remarca el cocinero, que denuncia “la carencia de que no existe formación para personas con discapacidad en la gastronomía”.
Formación
Ángel Palacios sigue soñando con sus proyectos y entiende que esa formación ha de darse en un centro que no sea ni especial de empleo ni de tipo escuela o universidad. “Queremos jóvenes que quieran empezar desde la base, gente humilde. Las propias escuelas de hostelería dicen que no están preparadas para formar a una persona con discapacidad. Quizás he llegado tarde”, lamenta, pues “ha habido cocineros tres estrellas que se quieren llevar a trabajar a sus restaurantes a los miembros de Cocinar a Ciegas, porque tienen ganas”.
“Pero tienen edad también”, destaca el cocinero, que como buen riojano defiende las verduras y la casquería mientras habla con Servimedia. “Aunque hacemos técnicas de locura”, como la salsa pil-pil con batidora que se trae entre manos. “No se puede evolucionar en técnicas sin cocina tradicional y producto de cercanía. Los he enseñado a comprar en un mercado, hablar con el proveedor. Muchas veces se quedan muy impactados porque un ciego le pide un producto que no quiere nadie”, indica.
Consciente de que sus platos no tendrán el resultado visual de otros grandes cocineros, el cabecilla de Cocinar a Ciegas lo ha convertido en “una ventaja”. “Tenemos en cuenta el olor y el sabor”. Esto es, junto a su peculiar forma de crear equipo de trabajo, el distintivo del chef ciego que sigue soñando con los ojos de la vocación bien abiertos.
Esta información ha sido elaborada por la agencia de noticias Servimedia y publicada previamente en sus portales de información www.servimedia.es y www.discamedia.es.
Esta información fue publicada originalmente en http://yotambien.mx/ un portal sobre discapacidad inclusiva