'Pues no llegué': México no acude al Foro Económico Mundial
La agenda nacional, por encima de la escaleta global
Muchas son las manifestaciones a nivel mundial, del creciente descontento social y el entredicho de la efectividad para incrementar el bienestar social del modelo de economía global. Los organismos, grupos, foros y asociaciones mundiales, hoy están muy cuestionados, han perdido credibilidad, incluso las potencias promotoras (aún sin reconocerlo), les han quitado peso en la agenda internacional. Ahora mismo desde un foro regional, pasando por acuerdo o tratado comercial internacional hasta las Naciones Unidas no tienen la misma resonancia de finales del siglo pasado.
En Davos, Suiza, se está celebrando el Foro Económico Mundial y el presidente López Obrador ha instruido a su gabinete en temas económicos no asistir, para atender temas domésticos de importancia fundamental como el combate a la corrupción, en específico el tema del “huachicol”, pero México no ha sido el único ausente, destacan la ausencia de líderes mundiales como Donald Trump, con motivo del cierre parcial del gobierno norteamericano y del francés Emmanuel Macron por la crisis de los manifestantes de los “chalecos amarillos”. En los tres casos, el tema es el mismo, privilegiar la agenda nacional, sobre los temas globales.
No debemos tener dudas, el modelo neoliberal, global, de economía abierta, no vive su mejor momento; hoy hay indicadores y evidencias suficientes para afirmar que no es el ciclo económico de la crisis de alguna economía en particular, tampoco es necesariamente el contagio de la crisis por las finanzas internacionales, inclusive no son errores de política económica lo que ha provocado el desencanto global. Existe una crisis sistémica, un agotamiento del modelo, que pide a gritos un replanteamiento de la economía global. Han pasado 11 años de la crisis de 2008 y nada ha vuelto a ser igual, la pobreza crece, las divergencias se acentúan, los radicalismos regresan y se posicionan, las ideologías políticas resultan insuficientes y carentes de argumentos para dar respuesta a las necesidades de la población en todas las latitudes.
En este contexto, no debemos incomodarnos por la ausencia de México en un foro desangelado, donde se debaten temas de manera cíclica, sin profundizar en la causa raíz de los problemas económicos globales. El desencanto de los organismos internacionales y el ocaso de instancias como el Foro Económico Mundial, existe, porque no se atreven a la autocrítica, debates estériles cada año, no concluyentes, donde existe una sola máxima: no cuestionar la viabilidad de la economía global.