‘México jugó como nunca… y ganó’

‘México jugó como nunca… y ganó’
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Fue en realidad en México 1986 cuando puse real y honesta atención a un mundial de futbol.
Quizás por mi edad, quizás porque fue en mi país, pero no tengo registros de haber visto con tanta intensidad y atención una justa mundialista como esa.

Y con igual fuerza tengo marcado en mi mente ese partido impresionante: México peleando minuto a minuto contra la toda poderosa Alemania, un partido que no perdió, que oficialmente fue un empate, pero que después de la definición en penales, México se quedó en el camino.

Por primera vez sentía en mi boca el sabor de la derrota como si fuera propia, y la dura sensación que pudimos haber ganado. Esa frustración que lleva a sentirte triste, cabizbajo y sin saber como mejorar el ánimo.

México 1986 registró una de las mejores actuaciones de nuestro país en Mundiales, dejando la piel en cuartos de final.

Tuvieron que pasar 3 justas mundialistas, 12 años, para que nuevamente México y Alemania se vieran las caras en Francia 1998. Obvio que no era un partido más, se trataba de la revancha contra quienes terminaron el sueño mundialista de México en su propia casa, y la esperanza de vencer a este rival cobraba fuerza, y más cuando el “matador” Luis Hernández puso a nuestro país adelante en el marcador; desafortunadamente, Klinsmann y Bierhoff le dieron la vuelta al partido para volver a sentir el mismo sabor agridulce de México 1986.

La frase “México jugo como nunca, pero perdió como siempre” era común en el ’86 y lo fue de nuevo en el ’98, y se arraigó en nuestra cultura como una loza gigante. Pensar en enfrentar a los teutones era como anticipar que sin importar cómo jugáramos, terminaríamos perdiendo por la mística del equipo germano.

La copa Confederaciones de Alemania 2005, previo al mundial donde fueron anfitriones, volvió a enfrentar a ambas escuadras, en quizás el partido mas reñido de todos, con 7 goles en 90 minutos. En un verdadero intercambio de golpes futbolísticos, los alemanes vencieron de nuevo, 4 a 3 a la escuadra nacional, que tuvo momentos increíbles, viniendo de atrás y empatando hasta en 3 ocasiones los cartones, pero la frase del imaginario mexicano se consolidaba como infalible: jugamos como nunca, perdimos como siempre.

El último registro que enfrentó a ambas selecciones fue en la Confederaciones del año pasado, donde la campeona del mundo nos pintó un 4-1 indiscutible.

Así las cosas, después de vivir con frenética pasión a los 12 años el mundial de futbol México 1986, y sufrir la derrota ante Alemania, y grabar en mi mente la frase de “Jugamos como nunca, perdimos como siempre”, tuvieron que pasar 32 años para que se rompiera el paradigma, y vaya manera de hacerlo, en un escenario mundial, en el debut de ambas escuadras, siendo Alemania la selección campeona del mundo, defensora del título en disputa, y con unos dientes tan filosos que sólo basta recordar lo que esos jugadores le hicieron a Brasil en su país hace 4 años.

Contra todo ello, por primera vez en mi vida de apasionado del futbol puedo decir con orgullo: México jugó como nunca, y le ganó a Alemania, la actual campeona del mundo.

Hemos pasado de ser “los ratones verdes”, a ser “los guerreros aztecas” en un cambio de ideas que van formando las posibilidades de futuras generaciones.

Lineker dijo en el campeonato del mundo Italia 1990: “El futbol es un deporte en el que juegan once contra once y siempre gana Alemania”. Hemos destruido dos frases míticas en un día histórico para nuestro futbol, donde además de ganarle a la campeona del mundo, lo hemos hecho mostrando un futbol impresionante, en ataque la primera parte, y en defensa la segunda parte.

México ya ganó en Rusia. Teniendo al planeta como testigo, bajo la incredulidad de todos, generando hasta ahora la nota más comentada en el mundial. Y si se necesitara de más épica, se suma Rafa Márquez a la selecta lista de personas con más representaciones mundiales con cinco, y el único que lo hizo con el rango de capitán de su selección en todas las ocasiones.

Súmele usted que además hubieron debuts de jugadores muy jóvenes sin experiencia mundialista, entre ellos un tabasqueño, el defensa Jesús Gallardo, en quien la heroica Cárdenas tiene otro hijo pródigo.

Se ha firmado la mejor actuación de México en mundiales de su historia, con un partido espectacular, con un sistema de juego que dejó noqueados a los implacables teutones en tierras rusas, y que ha sido celebrado en todo el mundo, especialmente en nuestro país.

¿Necesitamos alcanzar el quinto partido? ¿Quizás ganar el mundial? No lo sé. Pero esta victoria nos saca una espina futbolística que tenía 32 años ahí clavada, y en verdad que nos hace sentir capaces de todo.

México jugó como nunca… y ganó.

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