'LA MARAÑA'

Jesús Sibilla Oropesa

¿Cómo desenmarañar este enredo en el que hemos caído o nos  han hecho caer?
 
Me refiero a las aparentes manifestaciones a favor o en contra de personas, políticos, situaciones o cualquier situación de influencia pública.
 
Los dueños del dinero y el poder han creado tal cantidad de ‘bots’, de cuartos de guerra y estrategias mañosas, concebidos con el propósito de atacar al que se ponga enfrente, al adversario, enemigo, rival o como le llamen.
 
La magnífica frase de Maquiavelo, “el fin justifica los medios”,  está más vigente que nunca.
 
La libertad de expresión hoy está amenazada más que nunca, y  no sólo en los medios de comunicación tradicionales, en donde filtran información u organizan call centers, con gente para hablar o enviar cartas a programas como Telereportaje y los programas de la VT, en las que organizan campañas a favor o en contra de tal o cual, y que, en nombre de la libertad de expresión, dirigen opiniones y comentarios a su gusto.
 
Incluso hay pseudo periodistas que escriben a favor o en contra de algún personaje público previo chantaje, ⎯me pagas y hablo bien de ti o mal de quien tú me digas; no me pagas, escribo mal de ti y te exhibo con medias verdades y luego exijo que  transmitan estas opiniones en aras de la libertad de expresión⎯ y también hay los ‘zalameros’ que escriben bien de tal o cual, y  no por que corresponda a la realidad, sino que simplemente se espera que el aludido sea bondadoso con él, o que, cuando llegue, lo beneficie.
 
Y en cuanto a las redes sociales, todo es más fácil para los sembradores de confusión ya que se necesita de muy poco para organizar un ejército que mal influya en la red.
 
No hay medida ni límite en el lenguaje, los calificativos son utilizados sin mesura y la mentira, la diatriba, la falsedad, el foto montaje, la ofensa, la afrenta, la calumnia, la injuria, el agravio y hasta el rumor, son utilizados con gran ligereza, ya que lo que importa es dejar huella hiriente y deformar reputaciones, y para ello, se escudan en el cobarde anonimato o en el todavía más cobarde acto de suplantar personas.
 
Inventan, exageran, descontextualizan, fantasean, mienten,  dramatizan, suponen, y dan por hecho situaciones que nunca existieron.
 
Colocan fotos descontextualizadas ó trucadas para exhibir a quien se quiere desprestigiar. Crean memes para desprestigiar y burlarse con o sin razón.
 
Cada vez es más difícil para la audiencia identificar las auténticas opiniones de las manipuladas y orquestadas y así muchos incautos caen al reenviar o publicar con buena intención, noticias, videos, y fotos lanzadas originalmente de forma mal intencionada.
 
Quienes quieren el poder a como sea, actúan sin escrúpulos, son mañosos, alevosos, desleales, traidores, intrigantes y cobardes, no saben dar la cara y mandan a otros a hacer el daño y el mal que ellos no se permiten hacer pública pero si intelectualmente para poder seguir engañando y manipulando a la gente que dicen querer y servir.
 
En la cotidianeidad, las mañas y tretas han permeado a casi todos, y así es muy raro encontrar a alguien que reconozca una falta o un error, y para ello, no les importa mentir una y otra vez. 
 
La mentira se ha convertido en reina y ya ocupa un trono en nuestras vidas, así el ciudadano ‘de a pié’, para defenderse de una infracción, no tiene empacho en acusar al agente de cohecharlos, aunque la realidad es que cometió una falta.
 
La mentira, esa señora de mil rostros  es moldeable, es maleable, es atractiva, es como cada quien quiera hacerla ver, y por ello todos la quieren tener en su vida y la hacen su aliada aunque para ello pierdan a un gran señor llamado Escrúpulo, y que en  sociedad con Doña Honestidad y Doña Justicia, siempre ponían en su lugar a Doña Mentira, pero como esta última es la que ahora manda en la vida de las personas, a Doña Honestidad y a Doña Justicia las han mandado a un rincón apestoso y enmohecido y sólo las utilizan a conveniencia y para que Doña Mentira luzca más hermosa y creíble.
 
Hemos creído que la mentira es venial, pecata minuta; sin la mayor importancia y no nos damos cuenta que es generadora de más mentiras y cada vez más graves y de mayores consecuencias. Esta sociedad se ha vuelto mitómana, y lo peor es que las más de las veces se cree sus mentiras envolviéndose de esa manera en su propia telaraña y cancelando, así, la posibilidad de ser libres y auténticos. No nos damos cuenta que la mentira atenta arteramente en contra del hombre íntegro.
 
Hoy tenemos, los que nos consideramos personas bien intencionadas e integras, que queremos el bien de los demás y que la verdad surja, que haya transparencia y una verdadera libertad de expresión, que ser más cuidadosos, estar alertas, seleccionar lo que escuchamos, leemos o vemos, cuestionar lo que los medios de comunicación les damos a conocer, lo que yo les digo, lo que los entrevistados comentan, lo que dicen los editoriales  y lo que encuentren en las redes sociales, y cuestionar todo, pero propositivamente, olvidándose del insulto, de la diatriba, la reprobación a priori y el desprestigio a ultranza. 
 
Es nuestra responsabilidad ir descubriendo qué medios de comunicación de toda la enorme gama que existe hoy (electrónicos, impresos, digitales) son serios y responsables.
 
Cualquiera puede alguna vez tener una pifia, pero que no sea la constante en ellos y tener mucho cuidado en lo que repetimos o reenviamos; si no lo confirmamos, mejor borrarlo.
 
Si no tomamos medidas al respecto nos iremos sumiendo poco a poco en la confusión, la mentira y el caos y entonces las redes sociales tan socorridas y tan ponderadas por no tener control, se estarían convirtiendo en el instrumento preferido de los controladores de la opinión pública, en ring de intereses mezquinos, en conductores de anarquía, farsa y desconcierto.
 
Una vez más el ser humano estaría echando a perder algo que es bueno, positivo y útil y lo estaría convirtiendo en negativo, oscuro y rastrero.
 
Despertemos, abramos los ojos, no les demos el gusto a los promotores de la confusión en aras de su beneficio particular o de grupo, no nos hagamos cómplices de esta gente sin entrañas, demostremos lo responsables que podemos ser y démosles una lección de compromiso cívico, de que la bondad puede vencer a la maldad y la corrupción, de que México es más importante que todos sus oscuros intereses destructores, demostremos que se puede combatir el mal con el bien.
 
Sintamos a México en la piel, en el corazón, en nuestros actos, sintamos a México en nuestro pensamiento, en nuestra vida, vivamos a México para que… ¡viva México!.


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