Jerry Barceló Cazola
Por: Jesús Antonio Sibilla Oropesa
“Jerry Barceló Cazola”
No tuve mayor amistad con Jerry, lo habré saludado 5 veces en mi vida, no platiqué muy largo con él las pocas veces que lo hice y por consecuencia, no nos frecuentábamos, aunque si sabia quien era y si fui descubriendo poco a poco la calidad de persona que llegó a ser y las actividades que realizaba.
No fue mi amigo, sin embargo me duele mucho su asesinato, nunca le di un abrazo, pero me consternó su muerte, nunca fuimos a una fiesta juntos y se que era jovial, alegre y divertido; siempre con la sonrisa a flor de labios.
Nunca nos frecuentamos las familias, pero se que fue un excelente papá y tío postizo de muchos chavos amigos de sus hijos, a los que él ayudaba y encaminaba en su formación. Fue un muy buen esposo y muy buen hijo.
Nunca trabajamos juntos, pero se que era muy dedicado, comprometido, entusiasta, honesto y emprendedor.
Nunca compartimos algún apostolado sin embargo, se que era un católico comprometido, que practicaba una fe de convicción, por amor y con amor, que trabajaba en particular en el pastoreo y formación de los adolecentes y jóvenes.
Jerry fue de esos yucatecos que cuando los tabasqueños se van para allá a la península temerosos de la delincuencia, el vino a invertir, a innovar, a arriesgar capital, vida y familia a Tabasco y se empleó más allá del trabajo emprendido y se hizo un tabasqueño más que defendió a Tabasco como muchos tabasqueños no lo han hecho.
Perteneció a la mesa de seguridad y Justicia y nunca lo hizo con odio, enojo o deseo de venganza en contra de aquellos que nos tienen a la sociedad tabasqueña atemorizados y enojados, al contrario hacia oración por ellos, el solo quería que a todos nos fuera bien, que prevaleciera la ley y la justicia y como fruto la paz y el bienestar de Tabasco.
Eso es lo poco que se de él.
A ese ser humano extraordinario fue al que asesinaron el viernes 1º de septiembre.
Una persona que creía en Dios y en el hombre, en el servicio y la bondad.
Un hombre que tenía fe que se podía construir un mejor Tabasco y que no se quedó con su fe y esperanza guarda; sino que se puso a trabajar en ello sin dañar a alguien y al contrario, ayudando a muchos.
A su familia le quitaron a su líder, al papá cariñoso y comprensivo, al esposo apasionado y tierno, al hijo queridísimo que les legó la lección de cómo se debe de vivir.
A la sociedad, una persona con el corazón dispuesto a compartir. Por cierto, el era uno de los padrinos de los niños con cáncer de “Los Ángeles del Mago Chong tall”
Lo asesinaron y lo convirtieron en mártir de amor y servicio, en ejemplo a seguir par no desmayar en la lucha por los principios y valores del ser humano.
Esa frase tan trillada la cito una vez más, “todos somos Jerry”, y a esa misma distancia que el , estamos cada uno de nosotros de un proyectil de bala”
A lo largo de la historia de la humanidad han asesinado a personas pero nunca han podido matar ni su obra, ni sus ideas; y se que es el caso de quien hoy escribo.
A las autoridades que les puedo decir que no se les haya dicho ya en todos los tonos y maneras posibles de hacer sin que haya resultados positivos y si en cambio la percepción de que las cosas empeoran en relación a la seguridad.
El sábado muy dolido y todavía sin acabar de procesar este acto vergonzoso y cobarde con un nudo en la garganta twitié:
Jerry, me apena mucho tu sacrificio; tu asesino tiene muchos nombres: Indolencia, impunidad, incapacidad, negligencia, miedo, falta de autoridad. Y hasta ahí la dejé por falta de espacio en twitter, pero podría agregar; cobardía, indiferencia, compadrazgos, corrupción, complicidades, y mucho más.
Mi pregunta ahora es ¿qué vamos a hacer los ciudadanos?
Porque a las autoridades no me voy a dirigir, ya me harté de excusas y palabras y más palabras.
¿Ahora qué?
Vale la pena decir que no es al primer hombre bueno que matan por sus ideales. Pareciera que solo basta ser bondadoso, servicial y comprometido con la sociedad para estar en la mira de los que están en el sentido opuesto de vida.