Los misóginos: la cara oculta de muchos hombres
- Itzel Ramírez / Yo también
- Junio 23, 2011 - 03:51 p.m.
- PRIMERA PLANA
Probablemente para muchas personas es nuevo escuchar este término, y no es que me lo haya inventado. Etimológicamente la palabra misó-gino viene del griego antiguo, y está compuesto por las palabras “miseo” que significa “detestar, odiar” y la palabra “gyné” que significa “mujer”. La Real Academia de la Legua Española lo define como un adjetivo para identificar a los “hombres que odian a las mujeres, y manifiestan aversión hacia ellas o rehúyen su trato”.
Los hombres misóginos son los que se caracterizan e insisten en mantener a “su mujer” bajo su autoridad, control y protección.
Este tipo de hombres por lo general no aceptan la superioridad intelectual de su pareja, disfrutan enormemente haciendo llorar a una mujer, y se sienten plenamente alagados y hacen alarde cuando sus compañeras sexuales le ruegan, le piden disculpas frecuentemente, le suplican, y le dicen que no pueden vivir sin ellos.
Los misóginos también se caracterizan por que ellos si pueden ser infieles empedernidos, pero no son capaces de tolerar una infidelidad de sus parejas, y hasta las amenazan de muerte. Tienden a rechazar a las mujeres cuando son más inteligentes, independientes y realizadas. No son capaces de aceptar el cambio tradicional del rol de la mujer, y lo condenan como una amenaza a la violación de la naturaleza humana.
Muchos de estos hombres están convencidos, y por que así se los han hecho creer desde muy pequeños, que las mujeres son intelectualmente, mentalmente y espiritualmente inferiores. Cuando se casan, estos hombres son muy manipuladores con sus esposas, y las tratan de convencer que ellas son “la pequeña maravilla”, “la reina del hogar”, “que él la hace dichosa como mujer”, “que nadie la va a querer y hacer feliz como él”, “que él es el único que la complace en todo”, “Que otras mujeres la envidian por estar con él”, “que él es el amo y dueño de su ser”.
Algunos misóginos pueden aparentar ante los demás como las más románticos del mundo, pero cuando están solos en casa, por el más mínimo pretexto se convierten en toda una “bestia”, y fácilmente pierden el control, gritan vociferan y humillan a su pareja haciéndola sentir culpable de sus reacciones violentas. Luego “aparentemente” se arrepienten y buscan la reconciliación, pero para sus adentros se dicen así mismos “qué bueno que reaccioné así, para que aprenda y la próxima vez me respete y sepa quién es el que manda y tiene el poder”. Como podemos ver, estos hombres son sumamente posesivos, controladores y celosos. Les exigen a sus parejas que renuncien a sus gustos, estilos, círculos sociales y trabajo para poder tener mayor control sobre ellas.
Tipos de mujeres que se relacionan con misóginos
Los misóginos generalmente van a dedicar su atención a las mujeres exitosas, inteligentes, muy trabajadoras y seguras de sí mismas. Esto es así porque ellos tienen un elevado ideal de lo que debe ser la mujer y por eso buscan lo mejor, pero también porque solamente ellas representan un reto a su inteligencia y habilidades de seducción, lo que convierte el proceso de conquista en algo muy emocionante e intenso.
De parte de las mujeres, si cuentan con esas características ¿qué las lleva a involucrarse sentimentalmente con un misógino?, ¿por qué no se dan cuenta del peligro que representan y más bien caen en sus manos con relativa facilidad? La respuesta tiene mucho que ver con que, pese a su éxito externo, estas mujeres tienen ciertas debilidades o carencias emocionales, en algunos casos las arrastran desde su infancia, otras son resultado de la educación que recibieron o de sus circunstancias de vida, y unas más son derivadas de sus mismos logros profesionales. Para comprenderlo mejor, veamos un análisis a detalle.
1.- Algunas mujeres con éxito profesional lo han logrado impulsadas por la necesidad de salir adelante en la vida. Tal vez de ellas dependen unos padres ancianos o enfermos, hermanos más pequeños e inclusive hijos (si son madres solteras o divorciadas). En consecuencia, se han visto forzadas a superarse, trabajar, ganar buenos ingresos y a desempeñarse con eficiencia. Sin embargo, su debilidad radica en que les gustaría contar con un poco de apoyo, son tantas sus responsabilidades y las han sostenido durante largos periodos de tiempo que para ellas recibir ayuda y protección es inclusive más importante que recibir amor, o interpretan el apoyo como amor. Esto las hace especialmente vulnerables ante hombres como los misóginos del tipo Exitoso Triunfador, que ofrecen todo tipo de atenciones, cuidados y la satisfacción de sus necesidades.
2.- Un segundo tipo de mujeres son aquellas que se han convertido en prisioneras de su propio éxito. Pese a que han alcanzado un buen nivel de vida, son reconocidas, valoradas dentro de su profesión y disfrutan con ello, curiosamente viven aisladas emocionalmente porque muchos hombres no se atreven a acercarse a ellas ya que temen no estar a su altura. Estas mujeres en consecuencia se sienten solas, muy deseosas y necesitadas de tener pareja, pero con grandes dificultades para encontrarla. Un misógino Exitoso Triunfador, que le gusta el reto y para nada se siente inferior a nadie, se convierte en el candidato perfecto para ellas.
Una variante de este tipo de mujer es aquella que tiene éxito pero no lo considera importante o ni tan siquiera lo disfruta, ya que en su mente sólo predomina el ideal de tener una pareja. Es asombrosa la cantidad de mujeres que todavía siguen pensando que lo más importante en su vida, lo que le da sentido, es tener el amor. Los logros profesionales y económicos son poca cosa o quedan eclipsados ante la urgencia de sentirse plena en pareja. Esta idea tan fomentada por la educación y la cultura en que vivimos las hace vulnerables a caer en manos de los misóginos de ambos tipos.
3.- El tercer tipo de mujeres son las Salvadoras de Hombres. Se trata de aquellas que están firmemente convencidas de que una relación amorosa se basa en la compresión, el apoyo y la ayuda incondicional a la pareja. Ya sea porque en su familia le inculcaron firmemente los valores de la generosidad y el altruismo, o porque tiene la necesidad de sentirse apreciada y valorada, tiende a convertirse en una especie de mamá de su pareja, al que va cuidar, guiar e impulsar para que salga adelante en la vida. Inclusive es capaz de sacrificar objetivos y metas personales, así como dinero u otros bienes, con tal de apoyar a su compañero. Obviamente estas mujeres son las candidatas perfectas para los misóginos del tipo Talentoso Fracasado.
4.- Finalmente, un cuarto grupo de mujeres susceptibles de involucrase con hombres misóginos entra en una categoría especial porque se aparta del prototipo de personas exitosas profesionalmente hablando. Más bien se trata de las jovencitas hijas de familia, educadas en un ambiente tradicional, con valores y principios, poca experiencia amorosa y que disfrutan de una buena posición social y económica gracias a sus padres. Precisamente porque están acostumbradas a vivir rodeadas de cuidados, protección y comodidad, muy generalmente salen de su casa para casarse con un hombre que les pueda proveer el mismo tipo de vida que llevaban como hijas de familia, es decir, con un misógino Exitoso Triunfador. Pero igualmente es posible que por su poca experiencia en relaciones de pareja, así como por la educación conservadora que recibieron, tengan una visión tan romántica e idealizada del amor que queden fascinadas con un misógino Talentoso Fracasado al cual apoyarán para que triunfe y pueda darles el estilo de vida que merecen.
Una forma de englobar la problemática de fondo que afecta a todos estos tipos de mujeres para hacerlas más propensas a involucrarse con hombres misóginos, es que son dependientes emocionales. Pese a que tengan éxitos laborales y económicos, sentimentalmente hablando están muy necesitadas de recibir cariño o protección, señales muy propias de la codependencia que padecen.
En el momento en que el misógino vive la etapa de euforia y optimismo que implica el inicio de la relación, cuando más ilusionado y entusiasmado está, al mismo tiempo empiezan a surgir sus miedos. Le preocupa que ella abuse de él de alguna forma, no lo tome tan en serio, lo manipule o, peor aún, que más adelante lo abandone. Para evitar eso, comienza una campaña intensiva para obtener el dominio de la relación. El pensamiento que obsesiona al misógino a partir de ahí es el control total, quiere tener vigiladas y supervisadas todas las áreas de vida de su pareja para decidir qué es lo que permite y lo que no, así como eliminar todo aquello que considere una amenaza.
Por eso es que de un momento a otro y sin aviso previo el misógino pasa a la fase del patán, lo que significa que en algunas ocasiones va a estallar en furia y a dirigir críticas o comentarios ofensivos, humillantes y descalificatorios en contra de su pareja. Estos ataques tienen como objetivo adquirir el dominio que tanto busca, así como también ir minando la autoestima y seguridad de la mujer para que se sienta incapaz e impotente de actuar.
Esta batalla por el control no responde a un plan detenida y fríamente calculado por parte del misógino, es más bien una respuesta automática, en gran medida inconsciente e impulsada por el temor, aunque sí completamente voluntaria, es decir que se da perfecta cuenta de lo que hace. Asimismo, en el comienzo de la relación las agresiones suelen ser más sutiles y menos violentas, pero conforme más tiempo pasa y el misógino va adquiriendo mayor poder, sus ataques suelen ser más virulentos y despiadados.
Los actos de control pueden estar dirigidos hacia cualquiera o todas de las siguientes áreas de vida de la mujer:
RELACIONES SOCIALES
Un misógino generalmente intentará que su pareja se aleje de todas aquellas personas que no le agraden. Puede tratarse de los padres, hermanos, tíos, primos, etc., así como amistades y compañeros de trabajo. Todo en aras de lograr que la convivencia social de ella sea más limitada, con lo cual gradualmente él se va convirtiendo en el ser más importante dentro de la relación.
CONTROL FINANCIERO
Para un misógino del tipo Exitoso Triunfador su lucha por el dominio económico empieza cuando trata de convencer a su pareja para que deje de trabajar. Para ello utiliza uno de dos métodos. En el primero, se muestra muy generoso ofreciéndole a su mujer un excelente nivel de vida, bajo el argumento de que como obtiene altos ingresos, ella no tiene ninguna necesidad de trabajar y es preferible que se quede en casa. En el segundo caso, que generalmente se presenta cuando la mujer se niega a dejar su empleo, el misógino recurre a burlas, críticas, presiones, chantajes y amenazas hasta intimidarla lo suficiente para que acepte dejar su trabajo.
Una vez que pasa a depender económicamente, se inicia la segunda fase del control, que consiste en restringirle el acceso al dinero. Algunos misóginos efectivamente suelen ser muy generosos y no escatiman nada para tener una casa bonita y confortable, vestir bien a su mujer y a sus hijos o darles los bienes que necesitan, pero todas las cuentas las pagan directamente ellos, mientras que a ella no le dan un solo peso en efectivo o le asignan una cantidad muy pequeña a través de tarjetas de crédito o de débito.
También hay misóginos menos espléndidos, no sólo no le dan dinero a su mujer, sino que además la limitan para hacer determinados tipos de gasto. Mientras que ellos sí pueden comprarse todo lo que desean y sin importar su costo, a ella la mantienen en condiciones de subsistencia. No importa qué tanto dinero tengan, el objetivo es manifestar su absoluto dominio y transmitir la idea de que él sí se merece las cosas porque se mata trabajando, mientras que ella es una inútil mantenida e interesada.
Otro aspecto del control financiero consiste en la desinformación. Es muy común el caso de que la pareja o esposa de un hombre así no tenga la menor idea de cuál es la cantidad de dinero que gana, las cuentas de banco que posee, los bienes o propiedades que ha adquirido y, a veces, hasta suelen desconocer los detalles del tipo de trabajo que desempeña. Esta estrategia está fundamentada en el concepto que tiene el misógino de que las mujeres son unas explotadoras interesadas que si supieran cuáles son sus ingresos o propiedades, sólo estarían viendo la manera de sacarles más dinero. Por eso ocultan o hasta son capaces de llevar una especie de doble contabilidad con tal de mantener en la ignorancia a la mujer sobre el verdadero estado de sus finanzas.
Hay casos, menos frecuentes, de misóginos que de entrada no se oponen a que la mujer siga trabajando, inclusive lo fomentan, pero lo que hacen es conseguirles un empleo en el mismo lugar donde ellos laboran. Una vez allí pueden suceder varias cosas: que no les paguen un salario o les den una cantidad mucho menor de la que su trabajo merecería; también pueden ubicarlas en puestos muy inferiores a su capacidad y obstaculizarles cualquier posibilidad de progreso, así como sobrecargarlas de responsabilidades u obligarlas a trabajar durante largas jornadas. Con cualquiera de estos métodos el misógino no sólo se asegura que ella sigue dependiendo de él y además la tiene bajo su vigilancia, sino que además poco a poco la va induciendo para que deje de trabajar.
CONTROL SEXUAL
Algunos misóginos hacen uso hábil del sexo no sólo como un medio de seducir y conquistar a la mujer en la cual fijan su atención, sino también como un método para retenerla una vez que ya se han emparejado con ella. Es así que se convierten en amantes detallistas y entregados poco después de haberse comportado brutales y crueles para manipular y confundir aún más a la mujer.
Hay otros misóginos que convierten el sexo en otra fuente de ataques, humillaciones y críticas. Unos gradualmente van convirtiendo al sexo en un acto meramente rutinario que sólo sirve para satisfacer sus deseos, por lo que tienen relaciones en el momento, lugar y condiciones que a él le parezcan, sin interesarse en lo más mínimo por las ganas o voluntad que tenga su pareja. Esto transmite la idea de que la mujer es sólo un simple objeto sexual que está ahí para su placer. Otros misóginos hacen uso de comentarios humillantes o degradantes para hacerle sentir a ella lo inadecuada o poco excitante que es. Pueden criticarla por la forma de su cuerpo, compararlas con alguna ex, con una sexo-servidora o cualquier otra mujer, resaltar su falta de habilidad o experiencia, etc.
Por supuesto que sí ella en algún momento expresa una ligera incomodidad, desagrado o no se adapta por completo a las exigencias de él, entonces la acusan de rechazante, reprimida o frígida, pero sí por el contrario se muestra entusiasta o pide algo que le proporcione satisfacción, entonces la tachan de ninfomaníaca e insaciable.
CONTROL A TRAVÉS DE ATAQUES AL ASPECTO FÍSICO
Otro método para destruir la autoestima y seguridad de la mujer es por medio de burlas y críticas dirigidas a su apariencia física. Los misóginos pueden hacer comentarios muy hirientes relativos al sobrepeso o la delgadez, cicatrices, flacidez, estatura, color de piel, ojos o cabello. También puede hacer notar el mal gusto que tienen para elegir la ropa, la combinación de colores, la manera de peinarse o maquillarse, así como la forma de caminar o de sentarse. Estos ataques suelen ir acompañados de comparaciones con otras mujeres a las que el misógino pone como modelo a seguir de lo que es la verdadera belleza, el buen gusto y la elegancia. Esto hace que la pareja del misógino permanezca en un constante estado de inseguridad sobre sí misma, así como a realizar esfuerzos desmedidos por ponerse a la altura de lo que él espera, haciendo a un lado sus propios gustos y necesidades.
CONTROL INTELECTUAL
Los misóginos suelen ser hombres muy inteligentes, además de cultos y bien informados, por esa razón generalmente despiertan la admiración de sus parejas. Sin embargo, esa aparente superioridad es la que también utilizan para minimizar a la mujer respecto a su propia inteligencia y cultura. Pueden acusarla de que no lee lo suficiente o no hace las lecturas adecuadas, que es ignorante, que no cuenta con la debida preparación, que no tiene la capacidad para analizar correctamente las cosas o las situaciones, que le falta refinamiento y cultura para ser mujer de mundo, etc.
CONTROL A TRAVÉS DE LOS HIJOS
Los misóginos igualmente son capaces de utilizar a los hijos como un medio más de control. No importa si se trata de hijos de ella, de él (resultado de anteriores relaciones) o de ambos, la cuestión es que de todos modos se van a ver involucrados en la lucha de poder y control.
Hay misóginos que pueden llegar a sentirse celosos de los hijos, los ven como rivales o competidores en la atención de su pareja. Entonces el tiempo que ella dedica a cuidar y atender a sus pequeños, para el misógino se convierte en el arma perfecta para acusarla de que no lo quiere lo suficiente, no se interesa por él o no le preocupa la relación, con lo cual va llenándola de culpas que la impulsan a darle más atención a él en detrimento de sus hijos. En otros casos, los misóginos pueden enfocar sus ataques contra los pequeños para lograr que la mujer, en aras de protegerlos, ofrezca disculpas y se someta por completo a sus mandatos. Asimismo, otros misóginos pueden tratar de convertir a los hijos en sus aliados. Para lograr esto se transforman en padres especialmente consentidores y protectores, al mismo tiempo que ridiculizan, denigran o minimizan el comportamiento de la madre señalando lo incompetente o poco cariñosa que es, el escaso tiempo que les dedica o la forma tan egoísta en que actúa.
En consecuencia, no importa de qué manera se comporte la mujer con sus hijos, de todos modos ella siempre quedará como una mala madre y los niños se van a ver involucrados en la batalla por el control e igualmente serán susceptibles de sufrir graves daños psicológicos por el caos y los altos niveles de agresión.
Una de las razones por las cuales las mujeres se sienten tan halagadas y complacidas cuando inician su relación con los misóginos es porque ven que ellos experimentan una enorme atracción y admiración por ellas. Se muestran tan apasionados y entusiastas en su compañía, les profesan tanta adoración y las colocan en un pedestal tan elevado que resulta irresistiblemente seductor para cualquiera. Pese a lo adulador y gratificante de esta conducta, las mismas mujeres no alcanzan a darse cuenta del grave peligro que encierra.
Una idealización tan extrema como la que hacen los misóginos lleva en sí misma la semilla del desengaño, la frustración y el fracaso. Ninguna mujer, por muchas cualidades y virtudes que posea o por más que se esfuerce, jamás estará en posibilidades de cumplir enteramente con esas expectativas. En algún momento va a fallar o a cometer un error y entonces el misógino de inmediato lo interpreta como una señal de que es defectuosa o incapaz, que no está a la altura de la posición tan encumbrada en que la había colocado.
De hecho, los momentos en que un misógino puede comportarse particularmente agresivo es cuando ella deja de ser la mujer perfecta que él espera. Esto puede ocurrir, por ejemplo, sí se le olvida algún encargo, si llega tarde o muy temprano, si está triste o de mal humor, si expresa una opinión diferente, si lo llega a cuestionar en alguno de sus actos o, simplemente, porque le guste un tipo de música distinta a la que a él le agrada. No importa lo insignificante o inconsecuente que pueda ser la falta, para el misógino es el peor de los crímenes y lo que lo lleva a tratarla con toda dureza y crueldad.
Para complicar aún más la situación, las necesidades, deseos, gustos y opiniones del misógino son muy cambiantes. Por la mañana puede gustarle una cosa y para la tarde otra muy diferente, lo que vuelve materialmente imposible que la mujer tan siquiera haga el intento de cambiar y adaptarse a sus exigencias con tal de complacerlo, porque muy rápidamente se verá enfrentada al fracaso y a la correspondiente avalancha de recriminaciones e insultos por su “imperfección”.
Short Link: http://bit.ly/1ZcZ5db
Comentarios